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Se respiraba alegría. Al lado del epicentro donde los Caimanes de Barranquilla, hace solo unos meses, celebraron con su gente el título obtenido en República Dominicana de la Serie del Caribe, y bajo la compañía de la estatua del histórico ganador de dos series mundiales, Edgar Rentería, se congregaron más de 50 niñas y niños, desde los seis hasta los 14 años, para aprender a jugar la famosa ‘chequita’.

Un juego de amores y odios que marcó la infancia de muchos barranquilleros. Aquellos padres y madres que alguna vez sintieron en carne propia la emoción de conectar esas pequeñas tapas y correr a la base más cercana, hoy, se hacían sentir con gritos de ánimos y algarabía para sus hijos.

El plan era perfecto para disfrutar el festivo, la gente no se quedó en casa. Buena asistencia para la iniciativa ‘A Jugar Chequita’ que empezó a fomentar la Secretaría Distrital de Recreación y Deportes con el fin de rescatar uno de los juegos más populares en nuestra ciudad.

'¿Quién no quisiera trabajar con los niños y enseñarles? estamos rescatando la tradición. Les pregunte quien jugó béisbol y la mayoría me alzaron la mano, ya tienen una formación previa, eso es bueno. Primeramente les dimos una charla sobre el hacer las cosas que nos gustan con amor y, luego les explicamos lo que es una tradición para posicionarlos en la historia. Ya después de eso, llega todo lo técnico que ellos lo van aprendiendo progresivamente. Esperamos que se repita', afirmó Samir Enrique Bolaños , uno de los entrenadores oficiales.

Los niños fueron primeramente reunidos para recibir una charla de cuatros instructores de la Secretaria sobre todo lo que significa esta práctica para la cultura barranquillera y, posteriormente, fueron divididos en cuatro equipos, Azul, Morado, Amarrillo y Verde para después de ello, jugar entre sí un compromiso a siete innings. Azul le ganó a Morado y Verde superó a los Amarillos.

Después de los juegos, emocionantes por cierto, cada uno de los jugadores recibió un refrigerio parte de los organizadores.

'El partido ha estado muy bien, fue divertido. Me sentía el mismísimo Ronald Acuña Jr (risas de su madre). Conocí a nuevos amigos y pude aprender un poco', fueron las palabras de Emanuel Gongote, un niño de 11 años que evitó varias anotaciones rivales por atrapar las checas en el aire y hacer el out.

Los padres también se mostraron contentos con este tipo de iniciativas: 'tremendo todo. Estos espacios hacen que los chicos se interesen por el deporte a muy temprana edad. Una tradición como esta no se puede perder. Nosotros íbamos pasando por casualidad y nos dimos cuenta, ojalá para la próxima haya más difusión por parte de la Secretaria', expresó Carlos Alberto Cepeda uno de los familiares que más se hacía sentir con sus gritos.

Muchas escuelas de béisbol cambiaron los bates por palos de escoba y no se perdieron la oportunidad de asistir: 'es fabuloso como los niños se divierten. Esto también nos ha servido como integración para las familias del club, aquí estamos con todos los padres de familia conviviendo en armonía. Hay mucho futuro y Barranquilla está 100% béisbol y chequita', finalizó Cidys Ojeda, coordinadora de la escuela de Béisbol 11 de noviembre.