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El voleibol tiene sus nuevas reinas. Después de tantos compromisos en el Sugar Baby Rojas, solo una institución logró llegar al partido definitivo en ambas categorías (juvenil y prejuvenil) del voleibol intercolegial. El IED Jesús Maestro dejó sembrados en el camino a todos sus rivales y metió a sus dos equipos femeninos en la cita anhelada.

Ambos conjuntos arribaron con antelación al coliseo para terminar la misión. En esta ocasión, las chicas llegaron escoltadas por un pequeño grupo de compañeros que con algunos tambores buscaban hacerse sentir desde las graderías.

La tranquilidad se reflejaba en sus rostros. El entrenador, Gustavo Martínez, pudo confirmarle a EL HERALDO que logró llevar a las muchachas a un torneo amistoso durante el fin de semana para emular lo que serían estos cotejos. Una idea pertinente que no se demoró en dar sus frutos.

La final prejuvenil empezó y el Jesús Maestro funcionaba como un relojito. Lo que antes era una ofensiva que terminaba en las manos de Hilary Ortega, ahora era un arma colectiva letal que golpeaba por todos los frentes. La fuerza en el saque extendió la ventaja (21-7) y puso el juego en bandeja de plata.

Cuando el conjunto de Formación Integral parpadeó, ya era demasiado tarde. En un abrir y cerrar de ojos ya el primer set se había ido (25-7), y el segundo estaba casi sentenciado 18-12.

Una victoria que lleno de mucha moral a sus compañeras de la categoría juvenil, que salieron con la misma actitud contra Instenalco, que contó con masivo apoyo en las tribunas del coliseo. Sin embargo, el silencio se apoderó de buena parte del escenario con el resultado.

Yuritza De Alba y Valentina Montoya comandaron con gran habilidad a sus compañeras por el sendero victorioso. El resultado volvió a ser diciente, victoria por sets de 25-17, 25-6.

La bandera del Jesús Maestro ondeaba por toda la ronda de celebración, mientras que su estratega solo aplaudía.