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En temas propios del fútbol se ha dicho siempre que es más fácil destruir que construir. Esa conclusión y aseveración comenzó a usarse por allá en los años 70, cuando había equipos que intentaban jugar al fútbol, como el juego que es, y otros se dedicaban a las marcaciones individuales para destruir ese juego y para no dejar que 'tuvieran el balón' o para 'desconectar' a los mejores jugadores del equipo contrario.

Sin embargo, si hay algo más difícil que destruir o construir, tanto en el fútbol como en la vida, es reconstruir.

Cuando los equipos son visitados por el fracaso de una idea o un trabajo y llega un nuevo técnico, ese reconstruir no se hace simplemente con el nombre de ese técnico.

Al llegar ese técnico encuentra un grupo heterogéneo y, con seguridad, desmotivado. En los grupos de cualquier actividad no hay gemelos. Cada cerebro es un mundo aparte y el éxito comienza a atesorarse cuando esas personas disimiles, diferentes, comienzan a pensar y a actuar en beneficio de ese grupo. Que se logra porque ese técnico recién llegado ya trabajó con ese grupo, no es tan 'mogollo' como se dice. Comenzando porque encontrará jugadores que estaban en la anterior experiencia del técnico, otros que son totalmente nuevos, veteranos en edad con experiencia y jóvenes en juventud sin esa experiencia y, de la misma manera como algunos se alegran, otros no porque, es posible, no tuvieron una buena experiencia anterior con el técnico ‘bombero’ que llega.

Todo este introito para decir que, en el caso de Néstor Lorenzo en la selección Colombia y de Julio Comesaña en el Junior, sus nombres son la cuota inicial para lo que vendrá después.

Y es que los técnicos, a pesar de ser exitosos, por ejemplo, no tienen la misma forma de pensar. Lorenzo citó a su primera convocatoria a veteranos y jóvenes y, de salida, les dio importancia a estos últimos.

En contrario, Comesaña señaló que el mal momento que vive el Junior lo superarán los jugadores veteranos con experiencia.

Sin embargo, en la victoria sobre Alianza, cuando la situación estuvo a punto de revertirse, tuvo que utilizar a Deossa y a Esparragoza para tratar de apuntalar y mantener el 1-0 favorable. Más que las dos modificaciones en sí, valoro que Comesaña no se hubiera mantenido en la sentencia de jugadores veteranos y jóvenes. Si así hubiera sido, es posible que el anhelado triunfo como visitante se hubiera tenido que aplazar.

Es que, en temas del fútbol, la percepción inmediata y contraria de algunos y la percepción tranquila y de aceptación de otros, nada tiene que ver con el conocimiento y la idea real de los técnicos. Ellos son una especie aparte…