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Así como pasa con la primera palabra balbuceada, los primeros pasos inestables y la primera vuelta en la cama, Jerónimo Estrada Herrera no halla en su mente el recuerdo de su primer contacto con el ajedrez. Tenía tan solo 3 años de edad cuando se enfrentó a un tablero y, como si se tratara de una etapa más de su desarrollo, asimiló este deporte como parte esencial de sus días.