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Ya ‘el man está vivo’, pero el sábado estuvo abatido, dolido, golpeado, 'de catre', como una buena cantidad de samarios. Jamás pasó por su cabeza una derrota tan aplastante y humillante. Ni en su imaginación más pesimista, Alberto Linero vislumbró que Junior le propinaría un 7-1 a su Unión Magdalena del alma.