El maestro Chelo De Castro (1920-2022) tenía en sus columnas deportivas un dicho jocoso y real: 'Más raro que un shortstop paraguayo o un tercera base uruguayo'. Je. Cierto. Suena rarísimo hablar de un guaraní o un charrúa en el mundo de los bates y las manillas.
Tampoco es muy común decir un 'pitcher brasileño', pero es menos exótico porque el béisbol poco a poco, con el crucial aporte de la colonia japonesa que existe allá, se ha logrado filtrar y desarrollar en un país que es referenciado principalmente con el fútbol y la samba. Incluso ya hay varios peloteros de Brasil que han pasado por Grandes Ligas desde que llegó el primero, Yan Gomes, en 2021.
André Rienzo (2013), Paulo Orlando (2015), Luiz Gohara (2017) y Thyago Vieira (2017) son otros de los nombres que han llegado de la tierra de Pelé al deporte de Babe Ruth.
Daniel Missaki, quien nació en Tokio, pero creció, se nacionalizó y se hizo beisbolista en Brasil, es uno de los hombres que está contribuyendo a descartar a los brasileños del dicho de don Chelo. El lanzador no fue un extranjero más en el roster de Caimanes que se acaba de coronar campeón de la Liga Profesional de Béisbol Colombiano (LPBC) tras vencer en la serie final a Vaqueros de Montería (4-1).
El serpentinero derecho, de 27 años de edad, ganó cinco juegos en toda la temporada, entre ellos dos de la final. Perdió tres juegos, pero tuvo una efectividad de 0.89. Fue un pitcher muy consistente. Lanzó más entradas que nadie, 50.2, y se convirtió en el rey del ponche, 60 en total. Tuvo más ponches que innings trabajados.
Excelentes números en su primera experiencia en la pelota caliente criolla, que finalmente superó sus expectativas.
'Terminó siendo mucho más de lo que esperaba. Me sorprendió gratamente', expresó Missaki en diálogo con EL HERALDO, en pleno evento de celebración del título, el lunes en el estadio Édgar Rentería.