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Claro que no es fácil. “Recogerme el cabello, algo que es sencillo y rutinario para una mujer, para mí es muy complicado”.

Nunca lo ha sido. Ni siquiera por el hecho de afrontarlo desde muy niña. “Siempre surge la pregunta: ¿es peor que te amputen siendo grande o siendo pequeña? La verdad es que nadie quiere ser amputado en ningún momento. Para mal o para bien no es una condición que alguien quiere vivir. Si la persona ya es grande, no tiene que ir a la escuela en condición de discapacidad, que fue algo que me sucedió a mí. Cuando uno es diferente siendo niño, siempre es foco de atención, siempre es foco de bullying o de situaciones que uno no desea, y eso termina afectando la autoestima de la persona”.

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Las palabras sinceras de Emily Clavel Useche cuentan e ilustran parte de las adversidades que le ha tocado lidiar desde los 2 meses de nacida, cuando un cáncer le arrebató su brazo izquierdo.

“Yo tenía una bolita en el pulgar de la mano izquierda y mi mamá sentía que eso no era algo normal. Hicieron una biopsia y se dieron cuenta que ya había comprometido mi codo porque era un cáncer sumamente agresivo, un fibrosarcoma congénito. Eso hizo que los médicos tuvieran que responder de manera rápida. Como no había hecho metástasis, decidieron hacer la amputación prácticamente total de mi brazo. Gracias a eso, desde ese momento, no he sufrido nada que tenga que ver con el cáncer y estoy sana gracias a Dios”, relata la colombo-venezolana.

Todavía le falta redondear algunos trámites para obtener la nacionalidad de nuestro país (sacó un permiso especial para representar el tricolor nacional), pero ya se siente tan colombiana como el café y tan barranquillera como el Carnaval. La historia de Emily en ‘Quilla’ comenzó hace nueve años, cuando de la mano de su esposo decidió dejar su tierra natal y estrenar desafíos de toda clase en calidad de forastera.

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“En eso me parezco a Emily en París (popular serie de Netflix), en lo valiente y en que se enfrenta a retos”, apunta esta imparable dama de 35 años de edad, que ha hecho muchísimas cosas en su vida, pero va por más.

Ya es contadora con maestría en contabilidad y gerencia financiera, es triatleta, campeona de la Ironman (famosa serie de carreras organizadas por la World Triathlon Corporation), dueña del gimnasio Sprint Fitness Club, conferencista y, desde hace nueve meses, arquera de la selección Colombia de fútbol de amputados.

Ese es su nuevo reto. Por estos días se alista para hacer historia y participar en el Primer Mundial Femenino de esta modalidad balompédica, el cual se realizará desde el lunes en ‘Curramba’, en el estadio Romelio Martínez y en la Escuela Naval de Suboficiales ARC.

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“El fútbol siempre ha movido la fibra de Colombia y yo dije: ‘¿por qué no?’. Es una oportunidad de probar mis habilidades en otro deporte”, expresó Emily.

“Pasar de lo individual al trabajo en equipo es algo maravilloso y he aprendido muchísimo con ellas”, agrega haciendo alusión a sus compañeras del combinado patrio.

JOSEFINA VILLARREAL HERRERA/El HeraldoEmily Clavel Useche, arquera de la selección Colombia de fútbol para amputados posando para EL HERALDO.

Aunque han entrenado juntas pocas veces y varias de las seleccionadas apenas están entrando en el mundo del fútbol, Emily se ha acoplado de buena forma y espera que los resultados sean totalmente positivos.

“Haber hecho siete años de triatlón de alto rendimiento me permite conocer mi cuerpo muchísimo mejor que algunas otras chicas… mi condición de vida siempre ha sido esa, la de adaptarme a aquello que generalmente no está hecho para personas como nosotras”, comenta con dulzura y madurez.

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Pero más allá del esfuerzo y la resistencia física, la parte mental y espiritual es lo que Emily considera más relevante. “El conectarme con Dios y saber que las cosas no se dan necesariamente por mis propias fuerzas, sino por tener el pensamiento de recargar esas cargas y ansiedades en lo espiritual, es realmente lo que me ha hecho salir adelante. Si imagino que yo soy la que va a tener la fuerza, no va a ser así. Pero si yo imagino que un ser más grande que yo me va a dar ese respaldo, entonces soy capaz de hacer cualquier cosa”.

No sobran practicantes de fútbol para amputados, una modalidad que desde Barranquilla vienen impulsando Édgar Blanco y otras personas desde hace varios años, a nivel local, nacional e internacional.

Pero poco a poco, con personas con el carácter, la disposición, la mentalidad y espiritualidad de Emily, esta pasión futbolera está saliendo a flote.

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“Ya nuestra vida es compleja, ya nuestro día a día es difícil... colocarnos en una posición donde nuestra vida se hace aún más difícil es una elección de nosotras mismas, y con eso podemos demostrar al mundo y a nosotras mismas que somos capaces de alcanzar sueños y metas”, expresa.

Aunque recalca que en Barranquilla es feliz y aquí conoció “la verdadera inclusión”, hace una invitación a la empatía y la reflexión durante el desarrollo del Mundial de Fútbol para Amputados.

“Yo invito a los barranquilleros y a todo el mundo que cuando nos vean jugar, sientan empatía, que se imaginen jugar con bastones (o muletas) y una sola pierna, o estar en un arco con una sola mano para tapar esos balones. El deporte es inclusión y también es vida, eso es básicamente lo que yo busco a través del deporte, que la gente se atreva a mejorar su calidad de vida”.

Definitivamente no es fácil, pero esa es su fuente de fortaleza, eso es lo que la hace una mujer imparable.