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Caimanes tuvo varios pilares fundamentales a lo largo de esta temporada. Uno de esos fue su poderío ofensivo, el cual le permitió dominar con gran autoridad la campaña regular de la Liga de Béisbol de Colombia.

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Uno de los que estuvo siempre bien en sus turnos al bate fue Jesús Marriaga. El pelotero, en la serie final ante Vaqueros de Montería, no desentonó y aportó su grano de arena para el título 14 en la historia de la novena atlanticense.

Terminó con un promedio de bateo de .278., pegó cinco imparables, conectó un jonrón, impulsó cuatro rayitas y anotó cuatro carreras. Además recibió dos boletos a lo largo de la serie.

“Esto es una montaña rusa. Momentos buenos y malos, pero uno se prepara para estas ocasiones, quedar campeón y esto es agradable. Hay que darle las gracias a Dios, sin él no estuviésemos acá. Me gusta ganar”, analizó luego del séptimo juego.

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El pelotero aseguró que la armonía en el equipo fue una de las claves para alcanzar este título.

“Una de las claves es la armonía. Siempre se ha mantenido desde adentro, desde el momento de saltar del dugout. Siempre ha sido la fe que uno le pone, sin Dios no somos nada y sabíamos que podíamos hacer cosas buenas”, manifestó.

Por último, Jesús Marriaga dijo que sus planes para este año son poder jugar al máximo nivel.

“Pongo todos mis planes en manos de Dios y quiero seguir avanzando y poder jugar al máximo nivel”, concluyó.