Michael Ortega sorprendió a todos con su salida del The Strongest, un club donde ya se había hecho un nombre y donde encontró la regularidad que tanto buscaba para desarrollar su talento.
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Fue una salida consensuada con el club y pone fin a dos años y medio donde el creativo atlanticense dejó huella con goles, asistencias y grandes actuaciones.
En diálogo con EL HERALDO, Ortega habló de su adiós del ‘Tigre’ y de ese deseo que no esconde, tener una revancha en Junior, el equipo de sus amores.
Nos sorprendió la noticia de su salida del The Strongest. ¿Qué pasó? ¿Por qué toma la decisión de rescindir el contrato de mutuo acuerdo?
Bueno, yo tenía contrato todavía por un año y quise sentarme a hablar con el presidente y el cuerpo técnico. En realidad la situación del país no es muy buena, yo estoy perdiendo más o menos el 50% de mi salario acá por el tema dólar. A mí me pagan en boliviano y tengo que buscar el dólar en la calle, un dólar paralelo, no el que se paga en los Estados Unidos, por ejemplo. Todo eso me afecta. También debo decir que sentí que ya se había cumplido un ciclo de tres años. Aunque había encontrado mi lugar en el mundo, yo creo que a veces la cabeza se cansa y creo que es el momento de buscar cosas mejores.
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Leyendo la prensa boliviana, ellos mencionan que no se la llevó bien de entrada con el nuevo entrenador del The Strongest, el brasileño Antonio Carlos Zago. ¿Es cierto eso?
No, para nada. Cuando llegué acá, tras las vacaciones, yo hablé directamente con él, y el profe me manifestó que sí quería contar conmigo. Que había un tema político que tenía que arreglar con la dirigencia, lo del tema del dólar que te comenté. Por ese problema yo estaba perdiendo casi el 45 o 50% de mi salario. Yo solo estaba pidiendo que me ayudaran un poco en ese sentido y les dije que no me quería ir pero bueno, no hubo un arreglo. Lo importante es que terminé bien con el club.
Se deja una huella en ‘el Tigre’, un grande del fútbol boliviano. En dos años y medio logró un título, anotó 21 goles y repartió 22 asistencias. Además, logró la continuidad que tanto estaba buscando…
Sí, claro, yo de verdad solo tengo palabras de agradecimiento. La gente acá se ha portado muy bien conmigo, los hinchas me han hecho sentir su cariño. Ahora que me voy, me han mandado muchos mensajes maravillosos, videos. Me estaba convirtiendo como en ídolo acá, por decirlo así, y eso es gratificante, porque habla muy bien del trabajo que realicé todos estos años.
¿Qué saca de positivo de esta experiencia en el The Strongest?
Viví momentos muy lindos acá. Jugué constantemente la Copa Libertadores, salí campeón de la liga boliviana, algo que el club no lograba hace siete u ocho años, y me gané el cariño de la gente. Hoy salgo a la calle y me felicitan, te regalan un abrazo, se sientes tristes por mi partida. Yo estoy muy contento de haber pertenecido al Tigre. Como te dije inicialmente, acá encontré mi lugar en el mundo, y que bueno que pude retribuirles esa confianza que depositaron en mi con fútbol, goles, asistencias y títulos.
¿Qué viene en la carrera de Michael Ortega?
Gracias a Dios, como las cosas se han dado muy bien acá —en The Strongest—, las ofertas no han faltado. Tengo por ahí tres en la mesa que estoy analizando con mi representante, que es Helmut Wenin. Estoy abierto a cualquier posibilidad, siempre buscando lo mejor para mí y para mi familia. Ahora mismo estoy tratando de pasar un poquito el duelo, porque no es fácil irme de acá.
Es inevitable no asociar su nombre con el Junior, mucho más ahora que es jugador libre. ¿Sigue intacto ese sueño de buscar una revancha?
¡Claro! Junior para mí es familia, es corazón. Con el Deportivo Cali también tenía una deuda, pude volver y salí campeón. Eso mismo quiero con Junior. Tengo esa rasquiñita por todo lo que pasó en mi primer paso por el club, que por mi juventud, por mi inmadurez, no aproveché esa oportunidad que la vida me dio de jugar en el equipo de mi vida. En ese momento tenía corazón para jugar, pero no cabeza. Ahora tengo unida la cabeza y el corazón para tratar de hacer las cosas bien y saldar esa deuda que tengo con el equipo, conmigo, con la hinchada. A la edad que tengo, 33 años, llegaron al club jugadores como ‘el Pibe’ (Valderrama) y Giovanni (Hernández), todos han llegado con esa madurez a dar lo mejor. Yo en su momento llegué muy joven, ese fue mi pecado, me apresuré y no pude controlar un poco la ciudad. Pero bueno, ya Dios sabrá si volveré a tener la oportunidad de vestir la rojiblanca.
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¿Qué le podría aportar Michael Ortega a este Junior de César Farías?
Mucha entrega, mucho juego colectivo, el saber ocupar los espacios, el hablarle mucho a los jugadores jóvenes, porque obviamente ya saben todo lo que ha sido Michael Ortega en su carrera. Ahora me siento un jugador más completo, piso más el área, hago más goles, doy más asistencias. Yo antes no le ponía mucho cuidado a eso. Hoy en día entro a una cancha y me propongo dar tres, cuatro o cinco pases gol por partido. Pero bueno, esto no es de hablarlo acá, esto es de hablarlo en la cancha. Ojalá pueda tener esa oportunidad para demostrarle al hincha de Junior qué puedo aportarle al equipo ahora mismo.
¿Es consciente que la presión será grande, teniendo en cuenta su pasado como rojiblanco?
Sí, claro. Nadie más que yo sabe lo duro que es jugar acá, lo exigente que es esta hinchada. Pero vengo de jugar en el The Strongest, acá tampoco es fácil jugar. Cuando llegué también se habló mucho de mí, cosas negativas, y todo eso pude cambiarlo por elogios. Pero repito, a la gente de Junior uno no se la gana con palabras, sino con hechos, con trabajo, con hacer las cosas bien en la cancha, ganando partidos, títulos, haciendo grandes presentaciones internacionales. Creo que ahora estoy listo para dar eso. Cuando yo estoy concentrado y mentalizado, las cosas se me hacen más fáciles. Yo no dudo de mi talento. Estoy seguro que estoy en un momento donde voy a ir a ayudar, ya sea en Junior o a cualquier equipo donde vaya.
En sus palabras se nota que deseas con ansias esa revancha…
Sí, sí, sí. O sea, para mí es muy importante eso, porque no imagino terminar mi carrera y saber que dejaste una deuda ahí con Junior. Pero bueno, Dios sabrá cuándo volverá a ser mi momento. Ya depende de ellos (los directivos), que requieran de mi trabajo.
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¿Ha tenido la posibilidad de conocer al DT César Farías?
Sí, sí, mira que tuve una bonita experiencia con él. El día del partido entre Junior y Medellín, en ‘el Metro’, por Copa, yo iba bajando al camerino. Yo iba como asustado, porque decía, ‘ahora qué tal que este señor me vaya a sacar del vestuario o algo así, o me diga algo’ (risas)… pero no, me miró y me dijo: ‘Michael Ortega. ¿Tú eres Michael Ortega el del ‘Tigre’? Yo te conozco, yo he estado muy pendiente del equipo’. Y pues claro, él es muy recordado allá, porque fue campeón y dejó una buena historia. Bueno, ahí nos quedamos hablando, me felicitó por como me estaban saliendo las cosas en Bolivia y me comparó con un ‘10′ que él tuvo allá y que es uno de los más grandes ídolos del club, Pablo Escobar. Eso fue un honor para mí. Se ve que (Farías) es una gran persona. Allá en Bolivia tiene fama de trabajador, de muy buen entrenador.
¿Cómo ve al Junior en este arranque de temporada?
Es muy temprano para dar un concepto. Pero por ejemplo, creo que contra el Cali solo faltó meterla. Creo que deben de tener un poco de más tranquilidad, saber que el partido son 90 minutos y no desesperarse. Hay mucha presión de la hinchada, pero bueno, eso es normal allá, hay que saberlo sobrellevar. Pero el equipo ya tiene trabajo, tiene una idea, tiene memoria, y eso en cualquier momento va a ayudar para salir adelante.