El próximo 19 de julio que usted verá no será un día como el de hoy y mucho menos un día cualquiera. Habrá pasado un año para que amanezca ese día. Un día histórico para Barranquilla. La ciudad tendrá brillo y estará engalanada y descubrirá un espíritu deportivo en todos sus ciudadanos. No serán carnavales pero el barranquillero bailará de alegría. Tampoco jugará Júnior ni la Selección Colombia. Ese día sucederá algo mejor, algo inolvidable, algo que hará sentir al barranquillero más orgulloso que nunca y multiplicará el ego del costeño.
Ese día Barranquilla abrirá sus puertas, sus brazos y su corazón al mundo en general y, en particular, a 6.700 atletas de 31 países centroamericanos y del Caribe. La ciudad enseñará a sus visitantes su importante transformación, estará abierta al río, y por sus calles y parques irán en bici o correrán miles de turistas, que especialmente se estarán preparando para estrenar unas instalaciones deportivas, algunas completamente nuevas, otras remodeladas, y descubrir a los nuevos héroes del deporte.
Durante 15 días, los taxistas tendrán mucho trabajo, en los restaurantes habrá que reservar mesa con antelación, y los hoteles puede que no tengan cama pa’ tanta gente. Durante una quincena de días Barranquilla cogerá el relevo del Mundial de Fútbol de Rusia, que habrá finalizado el 15 de julio. Será el nombre de Barranquilla el que aparezca en toda la prensa mundial. El que datará la mayoría de informaciones deportivas porque durante esos días del 19 de julio al 3 de agosto no sucede nada más importante a nivel deportivo en ningún otro lugar del mundo que los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
Está comprobado que los grandes acontecimientos deportivos como lo son los Juegos Centroamericanos y del Caribe representan una excelente oportunidad también para la reactivación de la ocupación y para el desarrollo económico, social y cultural del territorio que los acoge. Barranquilla 2018 no acabará el 3 de agosto. La intención de los impulsores de la idea, la exalcaldesa Elsa Noguera y la administración del actual alcalde, Alejandro Char, siempre ha sido la de cultivar esta gran plataforma para dejar un legado a la ciudad como lo dejaron los Juegos Olímpicos del 92 a Barcelona.
En la historia reciente de los grandes eventos deportivos no existe una ciudad que haya explotado más su sede que Barcelona, que cambió de arriba abajo y de norte a sur.
Hasta que llegue el día de la gran euforia, el de la inauguración, todavía queda un importante trabajo por ejecutar. Las instalaciones deportivas están avanzando en los tiempos marcados, la construcción de las nuevas infraestructuras –viarias, de comunicación, de equipamiento– han significado un desafío importante. El alcalde Char está consiguiendo hacer en tres años lo que Barranquilla necesitaba desde hace más de 20.
En busca de una ciudad más cómoda y más amable habrá que trabajar también en mejorar la seguridad. Será necesario el aporte de todos, de las ganas de superación, del civismo barranquillero, de la aportación voluntaria, de la cooperación de todas las autoridades, y de las empresas y empresarios de la ciudad para ofrecer al mundo no solo una imagen ilusionante y prestigiosa de Barranquilla sino también para conseguir los mejores Juegos Centroamericanos y del Caribe de la historia.