Aunque la Alcaldía de Santa Marta dio un parte de tranquilidad y seguridad antes del juego, e informó que las barras de Unión Magdalena y Junior firmaron un 'pacto de no agresión', la realidad fue otra dentro del estadio Sierra Nevada, a partir del minuto 72 del clásico costeño.
Cuando el cronómetro marcaba ese tiempo y el partido se encontraba 1-1, fanáticos de ambos equipos comenzaron una batalla campal que terminó con heridos, detenidos y la cancelación del juego por falta de garantías (lo cual le podría conceder el triunfo a Junior en el escritorio por 3-0).
¿Qué pasó para que la armonía de la que hablaba la Alcaldía se quebrara? Cuentan varios de los presentes en el escenario samario que un sujeto descamisado invadió la tribuna de oriental, donde se ubicaban los seguidores tiburones, protagonizó provocaciones e incendio la hoguera que hizo cenizas el espectáculo y sus garantías de seguridad.
Algunas personas afirman que el tipo intentó robarse un trapo rojiblanco (pancartas de la barras) y por eso fue blanco de agresiones.
Ese sujeto empezó a desatar el espíritu vandálico y toda la pasión desbordada que se apodera de muchos de los integrantes de las barras de los equipos de fútbol en medio de un partido. Detonó lo peor de ambos bandos y comenzó la lamentable trifulca.
'Todo estaba tranquilo, pero cuando ese tipo sin camisa atravesó las vallas de seguridad y se metió a provocar a la zona de la barra y los hinchas de Junior, comenzó el lío. Los seguidores de los dos equipos empezaron a tirarse cosas, rompieron las sillas para tirarlas. Los del Unión invadieron la cancha y todo fue caos', contó uno de los testigos.