Compartir:

Su madre, Inocencia Bravo, lo ajusticiaba con fuetazos de ramas de tamarindo y totumo cuando se escapaba de su natal San Juan de Urabá a pelear a otros municipios casi 20 años antes de coronarse como campeón mundial del peso mosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

'Con la boca y el dedo se hace rosa y macaneo. Una cosa es lo que habla la gente y otra cosa es lo que va a pasar arriba del ring'. Así respondía Irene ‘Mambaco’ Pacheco, hoy con 45 años, a los ataques verbales de sus contrincantes los días previos al encuentro en el cuadrilátero.