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Julio Comesaña está de vuelta en Barranquilla y con planes de radicarse por completo. El colombo-uruguayo disfruta del ambiente de la Arenosa, mientras analiza, detenidamente, la posibilidad de quedarse a vivir para siempre en la ciudad que lo acogió desde el año 1973, cuando por primera vez tocó suelo currambero.

Y es que la relación entre Barranquilla y Comesaña va más allá de lo futbolístico. 'Aquí yo soy un rey, aquí me siento a mis anchas. Tengo feeling con la gente de acá y ese feeling va más allá del Junior', afirma con seguridad el técnico colombo-uruguayo.

EL HERALDO charló con Julio Avelino Comesaña de varios temas, sus planes personales a corto plazo, del Junior, su relación con la familia Char y de la Selección Colombia.

Luego de su paso por Patriotas, ¿en qué anda Julio Comesaña hoy en día?

Ando definiendo dónde voy a vivir, donde me voy a radicar, porque yo he andado de un lado para otro sin necesidad, yo podría haber escogido un lugar para vivir y de ahí salir a trabajar. Yo creo que llegó la hora de decidir dónde voy a vivir. Mi vida está más en Colombia que en Uruguay y para mí Colombia es Barranquilla. Ando mirando todo esos temas con tranquilidad para tomar una decisión al respecto.

¿Por qué elegiría a Barranquilla?

Realmente uno debe vivir donde lo quieren a uno. Entonces yo pienso que en Barranquilla, como en todos lados, habrá gente que no te quiere o te quiere menos o le caes mal, pero en general yo he recibido cariño, hay un feeling con la gente de Barranquilla, un feeling que va más allá del Junior. Yo estoy convencido que es un poco por el fútbol pero mucho más porque me he comportado muy bien, porque soy una persona decente, correcta. No tengo deudas morales ni económicas con nadie y si tengo una por ahí dudosa, la saldo.

De todos los lugares donde le ha tocado vivir por cuestiones de trabajo, ¿Barranquilla es la ciudad dónde más cómodo se ha sentido?

Yo en todos lados me siento bien, pero Barranquilla es muy particular. Primero porque cuando vengo acá me rio con ganas, me rio de lo que la gente grita, de los sobrenombres que le ponen a uno y al otro, de la autenticidad y de la espontaneidad de la gente, la gente expresa sus sentimientos fácilmente. En otros lugares, por razones de clima, la gente es más reservada, se guarda, no habla, no dice nada. Aquí la gente es espontanea, uno se baja en el aeropuerto y de inmediato comienzas a reírte de muchas cosas. Yo realmente disfruto mucho en Barranquilla, me siento a mis anchas y además tengo muchos amigos.

¿Es una decisión tomada o Barranquilla es solo la opción más clara que tiene para radicarse?

Yo diría que uno no puede decir esto ya es así, terminante, porque las cosas cambian de un día para otro, y es un tema familiar también, no es una decisión solo mía. Pero yo pienso que si uno razona no hay mucha vuelta que darle. Yo siento que el día a día mío está más acá que en otro lado.

Pasando al fútbol, luego de tantas experiencias vividas, ¿qué es lo que más ha disfrutado de su trabajo?

A mí nunca me quitaron el sueño los títulos, los títulos son lindos hasta el otro día después del festejo, porque cuando te levantas comienza la otra lucha, más difícil todavía, salir a refrendar algo, salir a hacer las cosas mejor de lo que se hicieron. Yo siempre fui de disfrutar mucho más el camino cuando lo voy recorriendo, ver como las cosas crecen, como se van construyendo, como se van viendo y lo demás lo conozco como la fiesta del momento, que sos un fenómeno cuando ganas y no sirves para nada si pierdes. Esa es mi reflexión.

¿Barranquilla es una plaza complicada para dirigir?

Con todo respeto, para mí complicado es el Cali. Y ahora que ha pasado lo que ha pasado (con la salida de Leonel Álvarez) mucha gente entenderá por qué yo me he callado la boca, y comprenderá por qué me fui del Cali teniendo contrato hasta diciembre de 2013. Para algunos el Cali, como para mí, ha sido un equipo difícil de comprender… al final lo he comprendido, pero he sentido que yo no soy de ahí. En el Cali parece que lo tienes todo y de repente se te van las cosas entre los dedos, y te vas y no sabes ni por qué. Para mí Junior no ha sido difícil, tampoco ha sido fácil, pero es que yo siento que me he ganado un respeto y esto creo que se comenzó a fomentar desde mi época como jugador. Yo siento que tengo feeling con la gente. Por ejemplo, otro entrenador en el 2009, luego de perder la final con Once Caldas, no hubiera salido del estadio esa noche, hubiese salido al otro día o en tanqueta, y yo salí tranquilo. Algunos te gritan algo, y es normal, pero solo hasta ahí, nada de agresiones, nada de nada. La gente entendió que si a ellos les dolió a mí me dolió mucho más, porque conocen todo lo que significa para mí el Junior. Esa fue una señal de que aquí me he ganado el respeto y que hay una relación que hace que yo cuando venga a Barranquilla siempre sienta que algo bueno me va a pasar, y no solo en el fútbol, sino en mi vida diaria.

Ya que menciona aquella final ¿qué sensación le queda de aquel título perdido?

Yo recuerdo que todo fue muy rápido. Eliminamos al Cali en su casa en un partido bien bravo y nos fuimos a Manizales al primer choque de la final. Fue una noche de lluvia, fría. Recuerdo que con el árbitro Ímer Machado tuve un fuerte altercado y me expulsó, y perdimos 2-1. Luego vinimos acá a Barranquilla y todo se volvió incontrolable. Ya en los partidos previos se había hecho difícil controlar la situación. Me recordaba mucho al Junior del 91, hablando de la empatía con la gente. A uno como entrenador los años le van enseñando cosas, uno llega a un camerino y ya va sintiendo si vas a ganar o vas a perder. Y yo sentí en esos días previos, viendo el gentío en las habitaciones, el otro con la familia, todo el mundo golpeando la puerta, las entrevistas, no teníamos tiempo ni de reunirnos, todo se estaba desbordando. Sentí que no pude estar enfocado con el equipo en lo que teníamos que estar. Ese día llovió fuerte, empezó el partido y en los primeros 20 minutos tuvimos tres opciones claras. Y después contraatacaron ellos y gol. Después se lesionó Ceballos. Empatamos y luego nos meten otro gol de contrataque y enseguida el tercero. Ya nada salía después. Sabes que me hizo acordar hace poco de ese partido, el juego de Colombia contra Chile en el Metro, por la eliminatoria, que en el primer tiempo ya se iba perdiendo 3-0. Un desconcierto total y yo estaba allá arriba y decía: ‘esto yo no lo arreglo ni con 10 cambios’. Ellos que vinieron aquí de víctima, nos agarraron la pelota, nos la manejaron y nos ganaron… fue algo bravo.

¿Le queda aún el sinsabor de esa final o ya lo superó…?

Si me queda, pero no por mí, yo a la final entiendo, pero sabes tú lo que es que haya 50 mil personas en un estadio y una ciudad entera esté esperando ese título y no podérselo entregar… es duro. Es como si en el 93, ante el América, tampoco lo hubiésemos logrado. Vos te imaginas el golpe para la gente…

¿Usted siente que ya terminó su ciclo en Junior o cree que algún día volverá a ser técnico del equipo rojiblanco?

Yo como profesional y como hombre del fútbol no puedo dejar de soñar o de pensar en eso. No sé si algún día volveré o si no volveré nunca más. Las dos cosas las acepto y las entiendo. Algún día de pronto me toca volver.

¿Le gusta este Junior del Zurdo López?

Yo veo mucho al Junior, me gusta verlo, más que a cualquier equipo. El otro día lo vi y jugó muy bien contra Cali. Creo que, como todos los equipos, le ha costado encontrar una regularidad, pero el otro día ante el Cali todo el mundo debió terminar satisfecho, porque jugó un fútbol de alto nivel. Vi al equipo entusiasmado, serió, dinámico, buscando el arco contrario. Me entusiasmó el partido, me gustó mucho.

¿Cómo está su relación con la familia Char?

Tengo una relación de respeto, admiración y cariño con todos los integrantes de la familia Char. Fuad, a quien conozco desde el año 73, ha sido un hombre importante en mi vida, así que mal haría yo de hablar algo de él. Hemos tenido alguna que otra discusión o yo he contestado mal por no pensar las cosas dos veces. Con Antonio he estado siempre muy cerca, hemos trabajado mucho tiempo juntos. Y del resto de la familia solo he recibido atenciones. Entonces llegar a pensar que por el fútbol, por un tema laboral, voy a llegar a romper una relación, jamás.

Ahora con las redes sociales uno lee y saca muchas conclusiones. Pero si hay algo que se puede destacar, por encima de cualquier cosa, es que sus equipos gustan en Barranquilla ¿usted lo siente igual?

Yo lo siento en todo el país. En Bogotá, por ejemplo, donde hay muchos costeños, siento que la gente tiene como un agradecimiento, porque me lo dicen, y eso a mí me da a entender que en la vida no solo se valoran los éxitos. Fíjese que yo en Junior solo gané un campeonato como jugador y otro como entrenador, no gané 10 campeonatos, pero logré en varios momentos conjugar el juego eficaz y efectivo que le gusta al hincha de acá. En Barranquilla la gente no se olvida de nada y no se queda con nada. Te quieren o no te quieren. Si te quieren, olvídate que no hay problema, y si no te quieren, tienes que ir apuntando hacia el aeropuerto (risas).

En estos días hubo una acción que generó polémica en todo el país, que fue la celebración que le dedicó el Carachito Domínguez a Leonel Álvarez ¿Cómo hubiese reaccionado usted en el lugar de Leonel?

Y no sé… dos cosas, si me lo hubiese tomado en risa hubiera abierto los brazos para que me matara del todo y si me lo hubiera tomado en serio hubiera pasado cualquier cosa, con mis arranques primarios pude haber entrado a la cancha y armarse un desastre ahí o le hubiese hecho un gesto grosero cuando me apuntaba. Mis reacciones son muchas veces primarias, ustedes lo saben muy bien (risas). Me parece que Leonel tuvo grandeza en ese momento, no sé si se sorprendió o no lo esperaba, porque se quedó quieto. Aguantarse un gol y que te lo vengan a cantar así en la cara es para la pelea… (Risas).

¿Cómo es su relación con Leonel Álvarez luego de la experiencia que vivieron juntos en el cuerpo técnico de la Selección Colombia?

Igual que durante la época de la Selección, nunca hablamos. Yo estoy esperando que algún día conversemos, yo lo quiero mucho, es más, yo lo recomendé al Cali cuando me preguntaron, me alegré mucho que fuera a remplazarme. Cruzamos algunas palabras en los partidos donde nos enfrentamos, pero nunca he podido sentarme a tomarme un café con él y hablar de todo lo que pasó. Quisiera saber qué pasó para poder comprenderlo. No tengo rencor alguno. Afortunadamente tomé una decisión bien dura que fue salirme y que eso se acabara, porque si hubiéramos seguido así probablemente no estaría Colombia en el Mundial, entonces a veces hay que sacrificar algunas cosas.

¿Se arrepiente de haber aceptado aquel cargo en la Selección Colombia?

Antes de que Leonel me fuera a buscar ya la Federación había hablado algunas cosas conmigo, y cuando vino a Pereira le insistí tres, cuatro o cinco veces en la reunión que no era mi momento, que era el momento de él, que armara su cuerpo técnico con su gente, con (Óscar) Pareja, con (Luis Carlos) Perea, con el Chonto (Herrera), con quien él quisiera. Al final me insistió tanto, que acepté, además no tenía tiempo para pensarlo, todo fue muy rápido. Fui de corazón para allanarle el camino, ayudarlo, protegerlo, y yo creo que hubo un problema de comunicación, yo no me peleé con él, él no se peleó conmigo, no es cierto eso, simplemente que la impotencia a mí me gana, yo enseguida me doy cuenta cuando no debo estar en algún lugar y yo me di cuenta después del partido contra Bolivia (el primero de la Eliminatoria), pero era muy difícil, después de haber ganado, salir al frente a dañar el ambiente y decir que me voy. Pensé, en ese momento, que iba a esperar los dos partidos que faltaban y a final de año me iba, ya lo tenía decidido.

¿Cómo analizó, desde la distancia, la salida traumática de Giovanni Hernández del Junior?

Yo con todo respeto creo que Giovanni tomó una decisión equivocada, porque yo conozco el sentimiento de Giovanni por el Junior y la alegría que tenía por jugar y vivir en Barranquilla. Era un rey acá, así como yo soy un rey aquí. Creo que algo pasó que no se manejó bien. Yo no creo que el tema pasara por el tiempo de duración de un contrato. Uno a esa altura de la vida, luego de construir tantas cosas en Barranquilla, tiene que poner en la balanza otras cosas más que el dinero. Ahora le tocó empezar de vuelta, a los 36 años, en uno de los equipos más difíciles de Colombia como lo es el Medellín. Y el tiempo le dijo que se equivocó, estoy seguro que ha sufrido mucho, estoy seguro que en su cabeza habrá pensado en más de una oportunidad ‘para qué me salí de Junior’. Los hombres toman decisiones y debemos responsabilizarnos de las consecuencias de esas decisiones.

Otro de los jugadores que usted conoce muy bien es Teófilo Gutiérrez ¿Cómo ve el presente de Teo luego de tantas cosas por las que ha pasado?

También con mucho respeto, sigue siendo para mí, en condiciones futbolísticas, un fenómeno, pero creo que hay cosas, que no sé de donde vienen, que han modificado su comportamiento, y creo que Teófilo no tiene la serenidad mental ni espiritual para jugar como él puede y sabe jugar. Lo veo irascible, emproblemado, lo veo en otra cosa, no sé. De pronto se enchufa y hace un par de jugadas y uno dice: ‘que pedazo de jugador’, pero ya no es aquel jugador que yo tuve, sin ninguna duda. Ojalá que en la Selección, cuando se encuentre con sus compañeros, de respuestas aceptables, como las ha dado, pero yo creo que no ha dado ni la mitad de lo que puede dar. Me gustaría saber qué pasa con él.

¿Le ha sorprendido el cambio de vida y la respuesta que ha dado Carlos Bacca en el fútbol europeo?

Para mí Teófilo es más jugador que Bacca, pero Bacca es más goleador que Teófilo. Bacca es más hambriento, es un hombre implacable. Llamativamente los que esperábamos que Bacca se enloqueciera con la fama estamos sorprendidos. Yo escucho hablar a Bacca y me alegra sentirlo tan profundo en las cosas que dice, porque no tiene el casete puesto diciendo cosas para que le guste a la gente, dice cosas profundas, de un hombre que está espiritualmente sereno, está pleno, seguramente está bien con su familia, contento donde está, sabiendo que la plata que gana no dura 60 años, que la plata puede ser mucha pero se puede perder en dos años, y que la vida nos cobra a todos los errores graves que cometemos. A veces hará goles, otras veces no, pero lo veo a él personalmente bien y mientras siga así seguirá llenándose de éxito.

¿Cómo ha visto, desde la distancia, el proceso que ha liderado José Pékerman con la Selección Colombia?

Creo que Pékerman era un hombre con un perfil adecuado para estar en la Selección. Nunca lo he visto trabajar, pero me parece que es un hombre con mucha experiencia, que vivió los procesos de todas estas generaciones, o sea que los conoce a todos. Es un hombre de bajo perfil, tiene experiencia, lo que le ha permitido montar una gran organización y él realmente dedicarse a dirigir. Me parece que le ha llegado al grupo y esa serenidad que tiene ha contagiado al equipo. Cuenta con un grupo de jugadores con formación, con experiencia, que juegan todos en Europa, o sea que todos esos muchachos han crecido en lo personal y en lo futbolístico, y Pékerman fue capaz de interrelacionar todas esas capacidades humanas y deportivas y hacer un equipo que dio muchas alegrías y que clasificó sobrado al Mundial.

Para el Mundial ¿cómo ve a la Selección Colombia, teniendo en cuenta que hoy en día está en duda la presencia de Falcao?

Queremos mucho a Falcao, pero el Mundial no se va a suspender si él no juega, hay que jugarlo. No podemos empezar desde ya con las excusas. A mí lo único que me preocupa es que veo muchas lesiones y jugadores con poca regularidad en sus clubes o que andan en bajo rendimiento. Cuando se logra algo importante a veces el desinfle, el afloje es tan grande, que los jugadores no recuperan su nivel. Todo va a depender de cómo lleguen los jugadores al Mundial. Y por otro lado, nos tocó un grupo muy fuerte, no hay que confiarse ni decir que la primera ronda será fácil. Recordemos que el Mundial es el Mundial, ahí van siempre los mejores.

¿Va para el Mundial?

En Brasil odian a los uruguayos, porque se acuerdan de lo que pasó en el 50. Mejor me quedo por acá (risas).

¿Está escuchando ofertas o se tomará un tiempo de descanso en el fútbol?

¿Qué oferta puedo tener? Ya yo he probado lo malo, lo bueno, lo del medio. Estuve en los cuatro equipos grandes. Ya estuve peleando descenso. Ya está bien, son retos que yo me les mido, pero ya está bueno. Yo ando desprevenido, mirando, viendo fútbol, los jugadores que aparecen, el Mundial que se acerca, en fin, no estoy ahora buscando nada. Si llega algo lo analizo y listo, pero no ando desesperado.

Para cerrar, ¿en Julio Comesaña hay otro hincha que hace fuerza para que Junior quede campeón?

Yo no me puedo separar de Junior, es lo mismo que cuando chico me pasaba con el Peñarol. Yo voy a ver la programación de los partidos y lo primero que busco es a qué hora juega Junior. Es una camiseta y unos colores que siento, y más esa camiseta de ahora, con las rayas más anchas, que me hace recordar a las más tradicionales. Es un amor, esté quien esté, juegue quien juegue. Con Junior me alegro y sufro, me gusta que gane, me gusta que le vaya bien, me siento bien cuando lo veo.