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A muchos no los tomó por sorpresa. Varias personas cercanas al movimiento barrista alrededor de Junior sospechaban y hasta pronosticaban el violento enfrentamiento que se presentó en la tribuna sur minutos antes y en el comienzo del partido entre Junior y Bucaramanga, el sábado anterior en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en la quinta jornada de los cuadrangulares semifinales de la Liga.

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Desde hace algún tiempo, el Frente Rojiblanco Sur (FRBS), otrora la mejor y más grande barra del equipo, se encuentra dividida en dos facciones que luchan por el poder y todos los beneficios que reviste.

Ese pulso, que fue degradando a la barra, su colorido, aliento y notoriedad, se fue tornando más agresivo y violento, hasta el punto de convertirse en enemigos acérrimos las dos partes en disputa.   

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Hay una facción que se ubica en la parte alta de la tribuna sur, que se hace llamar “Las buenas ya van a venir”, y una que se instala en la zona de abajo, que es la que oficialmente viene liderando al Frente Rojiblanco. La primera, que ya tuvo el mando del Frente, pretende recuperarlo, de ahí su nombre.