'Imbatible', 'imperdible' e 'inalcanzable', fueron los adjetivos que utilizó la prensa durante muchos años para describir las actuaciones de Édgard Luque, el piloto número uno de los piques Cuarto de Milla y dueño del récord de los 9.5 segundos en 400 metros.
Pero ahora los deseos del barranquillero se encuentran detenidos en un taller, junto a ‘Predator’, su Corvette azul metálico, que lleva tres meses ausente en el autódromo Motor Sport Park.
¿Qué sucedió con Luque?
'Me hicieron hasta jurar que no volvería a los piques', confiesa el piloto.
Mientras la selección Colombia de fútbol jugaba ante Uruguay, por los octavos de final del Mundial Brasil 2014, Édgar Luque hacía una demostración de piques con su Corvette.
La explosión del júbilo nacional contrastaba con la del carter del ‘Predator’, que derramaba su aceite y cubría a una de sus llantas.
James Rodríguez volaba ante La Celeste y el nitro de Luque zumbaba a 250 km. por hora, sin poder detenerse.
'Una llanta frenó a la otra y el auto dio más de seis vueltas para después caer vertical', explica el piloto.
'El chasis era importado y estaba avalado, gracias a eso yo puedo echar el cuento', añade Luque, quien se encuentra trabajando en la recuperación del Corvette y el Mustang 80, otro de sus autos.
'¿Qué pasará cuando estén arregladitos y bien bonitos?', se pregunta a sí mismo. 'No sé, el temor está allí, pero la necesidad de correr también'.
Los deseos de su familia contradicen los del número uno. 'Primero tengo que recuperar su aval', asegura Luque, quien está a medio segundo del récord nacional (8.86 segundos).
No contempla el retiro ni promete su regreso. 'No puedo mentirme, correr es mi adicción. El accidente pesa, pero sé que la ansiedad va a ganar'.