Los goleadores son una especie rara en el fútbol. Cuando están en vena, todo lo que tiran a la puerta lo convierten en gol. Los hacen hasta dormidos. Pero cuando el arco se les cierra, a la inmensa mayoría les cuesta reencontrarse con la red contraria.
Todos los goleadores, sin excepción alguna, han pasado por esta situación. A algunos la racha negativa les dura más tiempo que a otros, pero siempre terminan haciendo lo que saben hacer: goles. Son unos especialistas en poner a gozar a los hinchas de su equipo y cuando no lo logran se sienten frustrados, ansiosos y angustiados.
Luis Carlos Ruiz, si bien apenas en el segundo semestre del año anterior vino a explotar como goleador, es hoy nuevamente blanco de las críticas de la afición juniorista por las oportunidades de gol que ha desperdiciado en los partidos que ha jugado. El atacante samario se encuentra negado para el gol. Malogró tres contra Fortaleza —uno de ellos increíble tras un pase de Vladimir Hernández— y el domingo, ante Patriotas, el arquero Nicolás Vikonis le paró una pena máxima y luego desperdició otra opción clara tras un servicio de Michael Ortega.
La actualidad de Ruiz dista de la imagen que había dejado en el último partido del año pasado contra Itagüí, en el que marcó cuatro tantos. Cuando ya la hinchada poco a poco había pasado de los insultos a los vítores, cuando ya le empezaban a reconocer el valioso aporte que le hace al equipo, ha entrado en un bache anotador en el que han caído todos los grandes goleadores.
A través de su historia, Junior ha tenido jugadores que, así como eran efectivos, también en determinado momento fallaban mucho ante la portería contraria. Miguel Guerrero, en 1993, se alzó con el Botín de Oro al convertir 34 dianas, pero malogró muchísimas más. Orlando Ballesteros también marcó muchos goles, pero también botó bastantes y el caso más reciente es el de Édinson Toloza, que el año pasado marcó 15, pero igualmente desperdició una cantidad considerable.
Lo bueno para Ruiz es que el Zurdo sigue creyendo ciegamente en él y considera que lo que está pasando es algo pasajero. Argumenta que no hizo la pretemporada y que su fallida transferencia al exterior puede estar afectándolo. El técnico del Junior dijo haber quedado satisfecho por la forma cómo Ruiz jugó, pero no cómo definió las opciones que se le presentaron contra Patriotas. Confía que en la medida que recupere su forma física recobrará su efectividad.
Solo Ruiz y nadie más que él puede cambiar la historia, así como lo hizo en el campeonato anterior que significó su destape. Tiene la confianza del técnico, el respaldo de sus compañeros y la capacidad suficiente para revertir la situación.