Caótica. Así fue la venta ayer de la boletería para asistir este domingo al juego de la final de ida entre Junior y Atlético Nacional, en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez. (Lea también 1.500 policías están destinados para garantizar seguridad de la final de Liga).
EL HERALDO recorrió cinco puntos neurálgicos en la ciudad, hallando desmanes e inconformismo en la afición que madrugó, y muchos hasta pasaron la noche en improvisados cambuches, para obtener su recompensa: una boleta.
A las 12:30 del mediodía, en la Super Droguería Olímpica, ubicada en la calle 84 con carrera 51 B, no se había iniciado la venta, lo que generó altercados verbales entre funcionarios del establecimiento y los enardecidos hinchas ávidos por una entrada, como lo expresó Orlando Sánchez, aficionado que llegó al lugar desde las 3 a.m.
'Estamos inconformes, esto ha sido una burla, hay personas de la fila que entran dizque a comprar algo y salen sin nada, no sé qué hacen allí adentro'.

El Esmad tuvo que intervenir en el Estanco Fiesta, ubicado en la vía La Cordialidad con carrera 14 esquina.
(Vea la galería Largas filas para conseguir boletas de la final Junior Vs. Nacional).
Otro punto que se vio bastante afectado por los desórdenes fue el Estanco Fiesta, situado en el barrio San Felipe.
'El movimiento se veía tranquilo, pero cuando Junior nos dio la orden de empezar a vender, como a la 1 p.m., comenzó la gente a aglutinarse, me rompieron las carpas, algunas rejas y nos tocó llamar la policía', expresa Ottoniel Solano, propietario del establecimiento.
'La gente no comprende, a nosotros solo nos dieron un taco de 1.000 boletas para vender. Cuando suspendimos la venta tuvo que llegar hasta el Esmad porque la situación era incontrolable', añadió el comerciante.
Solano y su negocio han sido por varios años expendedores oficiales del Junior y jamás se había presentado una situación similar.
'Nunca se había visto tanto vandalismo junto. Acá hemos vendido boletas para finales del Junior en Barranquilla y no se había presentado daños materiales. Es normal que se presenten discusiones por lo acalorado del público, pero hasta ahí'.
En otro expendio autorizado, en la carrera 46 con calle 84, las boletas se acabaron promediando las 4 p.m., y muchos se quedaron sin entrada, lo que generó desazón.
'Estamos amanecidos, yo estoy desde la 7 p.m. No he comido nada, pero todo se hace por Junior. Aquí la policía no hizo bien su trabajo, permitió que la gente se colara, tocará darle de comer a los revendedores', señala José Galeano, hincha furibundo del equipo barranquillero.
En la calle 72 con 47 esquina, las instalaciones de la Olímpica fueron cerradas después de las 5 p.m, para prevenir enfrentamientos y daños materiales. La policía hizo uso de los carabineros para mantener el orden.

Cerrar las puertas y traer a los policías carabineros fue la opción que tomó la Olímpica ubicada en la calle 72 con 47.
En la vía La Cordialidad con carrera 14 esquina, el Estanco Fiesta Gran Vía tuvo que atender prácticamente a puerta cerrada debido a que los hinchas intentaron entrar en tumulto y desatar el orden. Allí el flujo de venta de las boletas fue normal después de las 11:30 a.m., cuando hubo presencia policial.
El barrio Hipódromo de Soledad registró el mayor número de desmanes, los efectivos del Esmad tuvieron que lanzar gases lacrimógenos para dispersar a los vándalos que rompieron los ventanales del Sao, ubicado en la zona.
21.800 boletas puso Junior ayer a disposición del público. En los cinco, de los nueve establecimientos recorridos, la gradería que primero se agotó fue la de sur, tribuna que tiene un precio estimado de 20 mil pesos.