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Si hay que recordar el origen del Juventud Barranquilla tenemos que ir a la única fuente 90 años después. A beber del agua de otra mujer, que es la hermana mayor, del hoy Junior de Barranquilla, Carmen Mejía Lavalle, hija de Micaela Lavalle, fundadora del club el 7 de agosto de 1924.

Carmen Mejía, el 9 de enero del 2015, cumplirá 91 años, y es la única testigo plausible del génesis de la mayor pasión de los barranquilleros.

La mejor evocación del primer equipo es la de una hija que habla con la voz de su madre, la que escuchó de niña en aquella casa de techo de paja en la calle de Las Vacas (calle 30) con Buen Retiro (carrera 32). 'Era una casa grande, de dos cuartos, con un patio, donde quedaba la cocina y el comedor y tenía cercas, no como ahora que tienen paredes. Había un palo de matarratón en el frente de la casa, ya ni existen. Me voy con el tiempo. Me gustaba como vivíamos antes. Ahora no se puede'.

Carmen Mejía aún era una bebé de 7 meses y dos días, cuando aquel mediodía Micaela, anunciaba que fundaba un equipo. Lo hizo con el sentido común de una madre que veía a sus hijos: Marcos Mejía, el Divino Calvo, Gabriel Vigorón Mejía o la muralla humana y Juancho Mejía, correr, patear una pelota, en los playones de arena. 'Lo hizo porque en la calle de las vacas los que tenían plata traían el ‘ganao’ en las tardes y lo metían en los patios de esas casas que eran grandísimas. Mi mamá le dijo a mis hermanos que iba a formar un equipo para que las bolas no se perdieran'.

No eran cocos secos los que correteaban los hermanos Mejía y amigos, como alguna vez Micaela le aseguró a su hija vio a los ingleses que estuvieron en Puerto Colombia trazando el ferrocarril entre Salgar y Sabanilla, en sus momentos de descanso.

Esa imagen de aquellos europeos es una prueba de por dónde entró el fútbol a Colombia. 'Eso fue en 1904. La gente está equivocada al decir que el fútbol llegó por el centro del país o por Pasto. El fútbol nació aquí', afirma Carmen Mejía.

La bandera de la cruz de color roja con fondo blanco ondeando en los mástiles de los barcos atracados en Puerto Colombia, inspiró el uniforme del Juventud. 'Mi mamá fue la que decidió los colores del equipo. Ella era la que costeaba todo'.

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En esta esquina nació el Juventud, hoy el Junior.

De aquella casa de esquina de techo de paja de los Mejía Lavalle no hay vestigio. Hoy está en servicio una gasolinera y Julio Cortissoz, de 71 años y toda una vida en el sector entre la calle La Cruz y Retiro, no recuerda que si en esa esquina, a 80 metros, nació el Junior.

Frente a la gasolinera, en la esquina paralela, hay una tienda y un local para apostar lotería. Varios hombres juegan dominó y arriba se ve un hostal de tres pisos. A la derecha de la tienda, un taller de radiadores y enfrente una gran chatarrería. Todo está pavimentado. Los únicos palos son de cocos débiles y maltratados por el verano, sembrados en un jardín de la gasolinería.

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El fútbol no era solo cosa de Micaela Lavalle, Gabriel Mejía, esposo, hijos y amigos. El juego estrechó lazos. Carmen se casó con un jugador del equipo: Víctor Rodríguez Villamizar, sus primas Andrea Lavalle y Carmen Giraldo le imitaron al ser pareja de Víctor Núñez y Julio Osorio, respectivamente. Aquellos pioneros, además del gusto por la pelota, compartían oficios: todos eran zapateros, cuenta Carmen, que precisa era un digno oficio para la confección y arreglo de zapatos. 'En las noches, después de la jornada, iban a jugar al estadio Julio Montes, hoy estadio Moderno Julio Torres'.