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No hay título para Junior sin presión y sin sufrimiento. Ya es un designio, está escrito en la libreta del destino. Nada se puede hacer, así se goza y se valoran más las estrellas. Hoy, ante Santa Fe, no podía ser distinto. El equipo rojiblanco cayó 1-0 ante el cuadro Cardenal en el estadio El Campín de Bogotá, pero pudo llevarse su primer trofeo de campeón de la Copa, gracias a la ventaja 2-0 que consiguió en el juego de ida.

Fueron 88 minutos de puro sufrimiento. Tiempo en el que el corazón del hincha rojiblanco palpitó con más intensidad. Nervios, desesperación, emoción, sufrimiento, alegría y júbilo. Todos esos sentimientos se juntaron en un solo juego, pero al final la recompensa fue más que justa. Junior se coronó campeón, dejando en el camino a rivales de la talla de Atlético Nacional, Deportes Tolima, Medellín y Santa Fe. Como para que no quedaran dudas de quién mandó en esta Copa Águila.

En Bogotá, donde Junior ya había celebrado dos títulos de Liga (el primero en 1977 y el cuarto en 1995), el Tiburón volvió a celebrar.

El partido fue digno de una final entre dos equipos grandes. Santa Fe sorprendió de entrada a un Junior que arrancó dormido, quizá confiado por la ventaja lograda en el partido de ida. La presión del cuadro cardenal fue alta e intensa, sin darle reacción a la visita, que no veía la forma de apoderarse de la pelota para hacer el fútbol de control que tanto le gusta.

Y esa decisión del local encontró premio en los primeros minutos del compromiso. No se había acomodado el equipo currambero y ya el 1-0 se reflejaba en el marcador, gracias a un gran tanto del venezolano Luis Manuel Seijas de tiro libre, que dejó sin opciones al arquero Sebastián Viera.

No hay título para Junior sin presión y sin sufrimiento. Ya es un designio, está escrito en las libretas del destino. Así tenía que pasar en Bogotá.

Los rojiblancos despertaron tras el duro golpe y, de a poco, se fueron apoderando y del partido, generando una que otra opción clara de gol en los pies de Luis Narváez y Guillermo Celis.

El arma que más usó el tiburón fue el contragolpe, pero, a pesar de las ventajas que brindaba Santa Fe, careció de claridad en el último cuarto de cancha. Un pase o una jugada de más, una mala decisión o remate desviado impidieron, una y otra vez, que llegara el tanto de la sentencia.

Los últimos minutos fueron los de más sufrimiento. Junior ya se dedicó a cuidar ese gol de ventaja y dejó que Santa Fe lo arrinconara en su arco.

Pelotazo iba y pelotazo venía. Los locales no veían la manera de vulnerar la ‘fortaleza’ rojiblanca. Los dirigidos por Alexis Mendoza se atrincheraron en su área y de la mano de un ordenado Andrés Felipe Correa, líder de la defensa, supieron contener los embates del equipo albirrojo.

Adrián Vélez aplicó la de todo árbitro en una final con Junior. El central antioqueño dio cinco minutos de reposición para alargar el sufrimiento rojiblanco. No contento con eso, adicionó uno más. Pero no era la noche de Santa Fe. Junior, a excepción del tanto al minuto 2 de la etapa inicial, no volvió a dar ventajas y supo llevarse su primer título de Copa en la historia. ¡Otra vez campeón en Bogotá!