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En las redes sociales y cadenas de WhatsApp se ha masificado, como un virus incontrolable, la imagen de un hombre que luce orgulloso una camiseta de fútbol atípica, suigéneris: la mitad de la prenda tiene los colores y el escudo de Junior y la otra el escudo y las rayas verdes de Nacional, los dos equipos que hoy disputarán la final de la Liga colombiana.

En la parte frontal de la casaca dice: 'Dos equipos, un solo corazón'. Atrás, 'unidos por nuestro país'.

Ese hincha 'pastelero' -como algunos le dicen sin conocer el trasfondo de su mensaje- es Édgar Zuluaga Gómez, un comerciante antioqueño de 40 años que desde los 13 vive en Barranquilla. Nació en Granada, municipio paisa de unos 10.000 habitantes.

En su tierrita, junto a los suyos, se hizo hincha de Atlético Nacional. Fue su primer amor futbolístico, porque el segundo lo conoció en la capital del Atlántico, ciudad que le ha permitido conformar una familia.

'La historia de esta camiseta es vieja. Yo la mandé a hacer para la final del 2004, jugada por estos dos equipos, lo que pasa es que ahora con las redes sociales se ha vuelto muy popular. En aquella final la vestí en el partido en el Metropolitano, y la Policía me hizo regresar a cambiármela. Todavía no entiendo por qué', dice Zuluaga.

'Desde niño he sido hincha de Nacional, pero en estos casi 30 años de vivir en Barranquilla le he cogido un cariño muy grande y especial al Junior. La camiseta la mandé a hacer para mí, no para venderla, quiero mucho a estas dos escuadras', explica en la entrada de su almacén deportivo 'El Rebusque', donde en estos días se ha vendido bastante prendas alusivas a los tiburones.

Sus sobrinos, que también son antioqueños, comerciantes en el Centro e hinchas de Nacional, dicen admirarlo porque no es fácil compartir el corazón por dos equipos que mantienen una acérrima rivalidad. 'Aunque lo hace por agradecimiento a la ciudad, también lo hace por comercio', dicen entre risas y bromas.

Zuluaga aclara que pretende llevar un mensaje al país futbolero: 'Hay que vivir el fútbol en paz, basta de violencia, la familia, los niños, tienen que regresar a los estadios a divertirse'.

En las calles de Curramba, cuya gente se caracteriza por el 'mamagallismo', solo ha recibido muestras de cariño cada vez que se enfunda esa camiseta. 'Me felicitan, pero no hace falta el desadaptado que me grita groserías, precisamente eso es lo que le hace daño a este deporte', afirma Zuluaga.

Este antioqueño, casado con la barranquillera Paola Navarra, con quien tiene tres hijos -todos nacionalistas-, fue al estadio el pasado miércoles y vio el triunfo de Junior 2-1 sobre Nacional. Cuenta que no viajó a Medellín porque 'la temporada de diciembre está buena y no se puede descuidar el negocio'. Tampoco se anima a decir qué equipo ganará hoy el título. 'Es difícil, la gente quizá no pueda entenderlo, pero quiero que gane el mejor...'.