Un balón de fútbol fue la principal ‘arma’ con la que Yony González se defendía en la Comuna 13 de Medellín. La violencia comenzó ganándole el juego y cuando tenía solo seis años recibió el primer ‘gol’ en su contra.
A esa edad su familia tuvo que salir huyendo por la difícil situación que se vivía en el populoso barrio y se trasladó hasta Barranquilla. Yony nunca se despegó del balón. En La Arenosa se instaló en el barrio Simón Bolívar y en la escuela Real Colombia continuó dando sus pinitos como futbolista.
El destino de Yony decía que debía regresar a su tierra natal, por eso solo permaneció dos años en la capital del Atlántico. 'Regresamos porque volvió la tranquilidad', dice seriamente. Pero Yony siguió luchando y con sus gambetas esquivó las malas amistades que querían influenciarlo por el camino del mal.
Haciéndole honor a sus características futbolísticas, Yony le hizo un quiebre a los malos pasos y con el fútbol se hizo respetar en Medellín.
El joven sabe que su historia en Barranquilla no solo era de niñez. A sus 21 años ha regresado y esta vez llegó para dejar una gran huella y demostrar que la camiseta del Junior no le queda grande. 'La violencia de la Comuna 13 nunca me sacó del fútbol. No me dejé llevar por esas malas influencias y ahora se ve el fruto de ese trabajo. El fútbol fue mi ayuda para superar esas cosas malas que se vivían en el barrio. Yony González debe dejar su estampa acá en Junior y demostrar de qué está hecho', sostiene con firmeza desde la cancha principal de la sede de Bomboná, en Malambo.
En Envigado a Yony le decían Pogba de cariño por el parecido físico con el jugador que actúa en la Juventus. El francés es uno de sus referentes, pero él prefiere seguir escribiendo su propia historia. Los primeros días en Junior lo ha disfrutado. Al principio se veía algo tímido, pero poco a poco se ha ido soltando. Las ganas de triunfar con la camiseta rojiblanca se notan en sus palabras y en la forma de trabajar.
'Cuando me hablaron de Junior no lo dudé. Ser comprado por este equipo tan grande es un compromiso y espero estar a la altura. Espero darlo todo. Quiero ganarme a la hinchada, meter muchos goles y salir campeón. Soy un jugador rápido por las bandas y con la calidad de jugadores que hay aquí Yony González va a dar mucho de qué hablar', agrega.
Efraín González y Marina Copete, padres de Yony, están orgullosos de lo que ha hecho su hijo hasta el momento. Además de vestir la camiseta de Envigado también ha hecho parte de la Selección Colombia sub-23 y espera ganarse un cupo en el equipo y así pelear por ir a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Este amante del reguetón y la champeta espera continuar divirtiéndose en la cancha. Aún vive en la Comuna 13 y a la violencia la atacó con su fútbol.