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Los dos equipos merecieron perder. Ambos demostraron por qué se encuentran eliminados de la Liga desde hace varias fechas. Águilas y Junior hicieron del partido jugado ayer en el estadio Alberto Grisales, de Rionegro (Antioquia), una fábrica de bostezos, un infalible remedio contra el insomnio, una patética escena que refleja lo bajo que ha caído ‘el Tiburón’ en la actual temporada y un mal rato para las madres que dedicaron una parte de su día a ver al equipo amado.

‘Tu Papá’ estuvo lejísimos de agasajar y regalarle felicidad a las mamás junioristas. Los rojiblancos jugaron a la defensiva, se olvidaron del arco adversario y terminaron perdiendo 1-0 un partido supremamente tedioso.

Contrario a lo que se esperaba, Julio Comesaña introdujo un volante de marca más (Enrique Serje) en su alineación y relegó al banco a un creativo (Sebastián Hernández), lo cual le restó los circuitos de toque y la profundidad que se vio en el juego que el club caribeño le ganó 3-1 al Deportivo Cali, el miércoles anterior.

Esta vez el equipo de Comesaña se pareció mucho más al que naufragó ante Santa Fe tratando de salvaguardar al arquero Sebastián Viera y dejando a la deriva a Édinson Toloza.

Y esa estrategia, en la que solo se depende de la ‘inspiración’ de Toloza hacía deprimente el ataque de Junior. No hubo una sola opción de gol realmente clara para Junior en todo el partido.

Águilas, que inquietaba más que todo con la habilidad y fogosidad de Daniel Hernández, tampoco lograba filtrarse en predios de Viera. No era fácil, teniendo en cuenta que los rojiblancos solo estaban enfocados en eso.

Así las cosas, el duelo de eliminados solo generaba soñolencia.

En medio del ritmo cansino y previsible en el que transcurría el encuentro, Junior cometió su tradicional error defensivo. Al minuto 82, James Sánchez le devolvió la bola de manera comprometida a Alexis Pérez, Daniel Hernández se avivó, le robó la cartera al zaguero, que terminó en el suelo, y emprendió una veloz carrera que terminó con una definición suave, rasante y acomodada a un costado de Viera.

Ahí sí, después de ese gol, Comesaña sacó un volante de marca (Serje) y metió a un creativo, Estrada. Ya era demasiado tarde. Un gol bastó para vencer a un Junior que se conformaba con el 0-0 y no salía a regalarle una victoria a las madres rojiblancas. ¡Qué pena con ellas!