¡Hubo magia en el Metropolitano! Luis Díaz, Teófilo Gutiérrez y Yimmi Chará frotaron la lámpara y aparecieron los goles que le significaron la victoria a Junior 3-1 sobre Cerro Porteño y la clasificación a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, donde se medirá al ganador de la serie entre Ponte Preta y Sport Recife.
La victoria fue apoTEÓsica. No solo por la brillante actuación de Teo (autor del segundo tanto y asistente del tercero). Principalmente por la manera clara y contundente en que se forjó.
Junior fue un equipo en todo el sentido de la palabra para defender y atacar. Y a su coordinado trabajo colectivo le agregó vistosidad, calidad, show. El ole que se escuchó en las tribunas del estadio Roberto Meléndez fue lo más acertado. El polémico gramado del ‘Metro’ parecía un ruedo en el que los toros bravos del Cerro pasaban de largo ante los toreros rojiblancos que escondían la pelota con toques rápidos y al pie. Fue un concierto de buen fútbol en el que solo Roberto Ovelar no pudo coger el ritmo.
Jarlan Barrera, otro mago, entró afinado y todo sonó mejor en el segundo tiempo.
La etapa inicial no fue fácil. Leonel Álvarez dispuso una presión alta para dificultar la salida de Junior. Cuatro hombres permanecían atentos a desbaratar el génesis de las jugadas del local y en una de esas, en cualquier parpadeo, facturar en el arco de Sebastián Viera.
Los azulgranas se mantuvieron despiertos y vigilando de cerca a Víctor Cantillo, el organizador desde la mitad de la cancha. Apenas recibía el balón, le caían como perros de presa.
Los rojiblancos padecieron en esos minutos iniciales porque la asfixiante marca del Cerro no daba espacios.
En medio de la intensidad con la que se barajó el juego, aparecía el as de Junior para agregar el toque de frialdad, genialidad y claridad. Chará daba luces cada vez que agarraba el esférico, siempre acertado y peligroso. Por la derecha intentó explotar el costado derecho con la voluntariosa salida de Juan David Murillo, a quien le faltó tiza en el guayo para precisar sus centros.
Teófilo procuraba juntarse con Chará, pero el denso posicionamiento del adversario evitaba filtraciones. Además, Ovelar, encendido en el partido de ida, estaba completamente en ‘off’.
Había más músculo que ideas, se luchaba mucho y se jugaba poco. Ninguno de los dos daba ventajas. Un tiro de Pico que el vertical escupió fue lo más cercano a un gol.
Con el transcurrir del juego, el visitante había cedido poco a poco en su presión, por desgaste. No obstante, tenía a Junior controlado y hasta le generó un susto que Rafael Pérez solventó justo a tiempo.
Luis Díaz, que había tenido un par de escaramuza y no pesaba mucho, no hizo quedar mal a Julio Comesaña que sorpresivamente había apostado por él, y en un momento de inspiración, recibió en el área, se metió como una exhalación y estampó su firma en la red rival con una quirúrgica definición.
Ya en la segunda parte, con el marcador a favor y con el Cerro cediendo más espacios por su necesidad de atacar, Junior se agigantó. Ingresó Jarlan para incrementar las alternativas ofensivas. El 'Chateo' apareció en todo su esplendor para consolidar la victoria, divertir a la gente y desesperar a los paraguayos que comenzaron a repartir guayo con la increíble complacencia del árbitro.
Pero la ‘garra guaraní’ no frenó la magia. Teo recibió de Jarlan y definió como si estuviera jugando bola e’ trapo en La Chinita. Luego, con el mismo desparpajo, se asoció con Chará, hicieron trizas a la zaga azulgrana con una combinación de cinco toques y 3-0.
En tiempo de adición llegó la honrilla de Cerro con un zurdazo explosivo de Óscar Ruiz que Viera no pudo evitar. Segundo gol que recibe Junior en este semestre en condición de local. Pero eso no maquilla el baile que se llevó el cuadro paraguayo y no empaña en nada este triunfo apoteósico.