La alegría inunda a Diego Umaña cada vez que viene a Barranquilla. Dice que los recuerdos imborrables de aquel título de 2010 que consiguió como técnico de Junior recorren su mente cuando el avión en el que viene se dispone a aterrizar en suelo currambero. El martes pasado no fue la excepción. El vallecaucano de 66 años, en su calidad de técnico de Águilas, regresó a la ciudad y volvió a experimentar ese sentimiento de felicidad y gratitud hacia la tierra en la que fue profeta.
Ya el miércoles, en el sitio de concentración (hotel Sonesta), previo al juego entre el conjunto paisa y los tiburones (que concluyó 2-2), Umaña evidenció su motivación por estar en la capital del Atlántico y saludó a todos los hinchas espontáneos que le recordaban la estrella que ayudó a bordar en el escudo rojiblanco.
En el lobby del hotel Sonesta, en medio de sus remembranzas junioristas y barranquilleras, EL HERALDO abordó a Umaña.