A Gustavo Molina Osorio se le siente la emoción en cada palabra que expresa. La pasión que lleva en su cuerpo se resume en dos colores: rojo y blanco. Hoy más que nunca luce con orgullo la camisa del Junior, esa con la que anoche durmió y que hoy llevará al estadio Metropolitano Roberto Meléndez con la esperanza de ver al Tiburón devorar al Flamengo de Brasil.
Molina Osorio es uno de los líderes de la barra Frente Rojiblanco de Sur. Este joven de 27 años es el encargado de sorprender a todo los hinchas que asistirán hoy al coloso de la Ciudadela 20 de Julio y que presenciaran el espectáculo que tiene preparado la tribuna de sur.
'Desde que supimos que estábamos en estas instancias decisivas de un torneo continental nos hemos mentalizado en hacer una gran salida. Tenemos preparado algo muy colorido. Vamos a usar unos plásticos que se inflan, por la forma que tienen nosotros le llamamos ‘chorizera’. Vamos a formar unas franjas rojiblancas y las pondremos en cada silla para que cuando la gente ingrese encuentre la fiesta armada', expresa este Molina desde la terraza de su casa en el barrio Simón Bolívar.
Gustavo se goza cada instante de la semifinal de la Copa Sudamericana ante el Flamengo. Es la primera vez que vive algo parecido, por eso no esconde su alegría y fervor por su equipo amado.
'Es la primera vez que voy a ver a mi equipo en una semifinal continental. La vez pasada que Junior jugó esta instancia en un torneo de estos yo tenía cuatro añitos y tengo recuerdos vagos. Creo que hoy (ayer) no voy a dormir. Siempre trato de andar con los colores que representan mi pasión, el equipo que yo amo porque lo que he hecho por esto equipo son cosas que la gente no entiende', agrega el joven que ya 14 años como integrante del Frente Rojiblanco.
Mientras Gustavo acomoda algunos de los trapos con los que hoy se adornará la tribuna de sur, relata el significado que tiene cada tela en la que se resalta con letras grandes el nombre de la barra. 'Este trapo es lo más sagrado que tenemos. Ha viajado por todas partes de Colombia y el mundo, acaba de venir de Brasil y hay que tenerlo listo', dice con orgullo mientras junto con Angello Meléndez, otro integrante de la barra, lo cuelgan en las rejas de la casa de al lado de su casa.
Molina no duda que hoy Junior le dará esa felicidad de verlo disputando una final de un torneo internacional. Tiene claro que hoy su aliento y el de todos los que estarán saltando en la tribuna de sur deberá ser más fuerte. 'Si el equipo y la hinchada están compenetradas nadie nos gana. El aliento es desde el minuto uno hasta el final del partido. Vamos a transmitirle todo el apoyo a nuestro equipo. La felicidad de ganar es algo inexplicable por eso queremos que Junior salga a arrollar', apunta.
A las 12 del mediodía, Gustavo partirá rumbo al estadio Metropolitano para empezar a preparar la fiesta que comenzará hoy a las 7: 30 de la noche. Espera que el pitazo final del árbitro chileno Roberto Tobar marque el inicio de una ráfaga de gritos alegres por el paso de Junior a la final de la Copa Sudamericana.