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Junior tiene una cita con la historia, con la gloria. El partido contra Flamengo no es un partido más, es un desafío por la felicidad de su hinchada, por elevar la grandeza de su nombre, por escalar en jerarquía. Hoy, a partir de las 7:30 p.m. en el estadio Roberto Meléndez, durante 90 minutos, tendrá la oportunidad de luchar y tratar de conseguir algo que solo tuvo cerca hace 23 años.

El 17 de agosto de 1994, en el estadio José Amalfitani de Buenos Aires, los ‘Tiburones’ estuvieron a solo un penal de avanzar a la final de la Copa Libertadores y pelear por el título ante Sao Paulo de Brasil, pero la débil ejecución desde los doce pasos del uruguayo Héctor Gerardo Méndez, que significaba la clasificación inmediata, se quedó en las manos del arquero paraguayo José Luis Chilavert y se comenzó a frustrar un sueño. Solo había que acertar ese cobro para hacerlo realidad. Después, en el desempate de la serie en definición con tiros desde el punto blanco, Ronald Valderrama, hermano del ‘Pibe’, estrelló la pelota en el palo y Vélez Sarsfield avanzó a la fase decisiva, superó al equipo paulista, levantó el máximo galardón de Suramérica y luego resultó campeón de la desaparecida Copa Intercontinental (equivalente al Mundial de Clubes actual) al vencer 2-0 al Milan.

Pasaron 23 años, tres meses y 13 días para que Junior, otra vez de la mano de Julio Avelino Comesaña, como en aquella semifinal de la Libertadores ante Vélez, se pusiera al borde de esa dicha que representa disputar una final continental, algo inédito en los 93 años de existencia del club.

Comesaña, Sebastián Viera, David Murillo, Rafael Pérez, Jorge Arias, Germán Gutiérrez, Víctor Cantillo, Leonardo Pico, Yimmi Chará, Jarlan Barrera, Yony González y Teófilo Gutiérrez, los probables titulares, y todos los que tengan la posibilidad de jugar hoy con la rojiblanca puesta, tienen una oportunidad de hacer historia y meter a los rojiblancos en la final de la Copa Sudamericana.

No será nada fácil porque en frente estará un rival con charreteras, con individualidades que pueden hacer mucho daño a pesar del mal momento colectivo que viven. Así que el cara a cara se vislumbra parejo y exigente, pero no imposible. Ya los rojiblancos demostraron en el mismísimo Maracaná de Río de Janeiro, el jueves pasado, en el partido de vuelta, que tienen el fútbol, el carácter y el trabajo grupal para imponerse en esta serie.

Aunque terminaron cayendo 2-1, los ‘Tiburones’ pueden remontar en su estadio, con todo su talento y el aliento de su hinchada, que abarrotará las tribunas del ‘Metro’ (por lo menos las de sur, norte y oriental, en occidental todavía quedan muchas entradas disponibles, 6.139).

¿Cómo se clasifica?

Junior llegará a la final de la Copa Sudamericana, donde ya accedió Independiente de Argentina, si gana 1-0 (por el gol que hizo de visitante). Si vence 2-1 habrá definición por cobros desde el punto penal. Si se impone 3-2 o 4-3, no le alcanzará (por el gol visitante). Si recibe un gol, debe anotar tres (3-1), si recibe dos, debe marcar cuatro (4-2). Obviamente no le sirve el empate ni la derrota. ¡A remontar se dijo! ¡Hagan historia!