Compartir:

No fue un argentino ‘fantasma’ que pasó por Junior. Roberto Gasparini demostró en 1985 que tenía la calidad, la efectividad y el carácter para permanecer muchos más años como ‘tiburón’, pero una tragedia familiar lo obligó a regresar a su país.

Esa temporada le bastó para estamparse en la memoria de los hinchas rojiblancos a través de su pegada de francotirador, de sus pases largos para explotar ese ‘Bólido’ que se llamaba William Rico y de toda su inteligencia para elaborar jugadas ofensivas, algo que, en su opinión, está escaseando en el fútbol actual.

‘El Pato’, como lo apodaban, tiene 62 años de edad y muchos recuerdos de su paso por Barranquilla. EL HERALDO se los imprimió en esta entrevista.

¿Qué hay de la vida de Roberto Gasparini?

Estoy radicado en Córdoba, Argentina. Después de Junior pasé por varios equipos del fútbol argentino y estuve jugando en México (durante seis años). En el año 1997 me retiré del deporte. A pesar de no continuar la carrera como técnico, sigo viendo fútbol y jugando con personas de mi edad. Uno nunca se olvida del fútbol.

¿Qué es lo que más recuerda de Barranquilla?

Tuvimos un buen año futbolístico y nos trataron muy bien a mí y a mi familia. Pasamos un año maravilloso. De no ser por la desgracia que tuve, el fallecimiento de mi padre y mi hermano (en un accidente), hubiera podido seguir otro año porque tenía contrato por doce meses más. La circunstancia hizo que tuviera que volver a Argentina.

La gente lo quería y ya estaba adaptado…

Sí, aparte tenía contrato firmado por un año más. Había tenido una buena campaña, 27 goles en el año, el equipo ganó el primer campeonato y en el otro terminamos muy cerca de ir a la Copa Libertadores. Había quedado una buena imagen. La familia se había acostumbrado mucho también, pero lo otro me cambió todos los planes y me obligó a quedarme en Córdoba.

¿Cómo prosiguió su carrera en medio de esa situación adversa?

Después de lo de mi padre y mi hermano, el Racing de Córdoba, el club que me había vendido a Junior (en 150 mil dólares), me compra nuevamente el pase. Siempre estaré agradecido con los directivos de Junior por facilitar esa operación. En esa época los jugadores eran propiedad de los clubes. Jugué cinco meses en Racing de Córdoba y después me fui a Rosario Central, donde salí campeón de Argentina. Luego me fui a México, donde jugué en Necaxa, Tigres y Monterrey.

¿Por qué no siguió como técnico?

Jugaba y dirigía en Racing de Córdoba, ya después de venir de México. Hacía las dos cosas al mismo tiempo. Un día decidí retirarme como jugador y técnico. Después estuve como ayudante de campo de un excompañero mío en varios equipos de Córdoba. En 2008 dirigí un equipo de cuarta división, Estudiantes de Río Cuarto. Luego mis hijos se fueron a vivir a España y todos los años voy a visitarlos y me quedo allá dos meses, eso es un gran impedimento para trabajar en el fútbol. Ya no tengo ganas de levantarme temprano para ir a una práctica.

En Barranquilla lo recuerdan mucho por su pegada. Dicen que un tiro libre suyo era más de medio gol…

Sí, tuve una racha en la que hice varios goles de tiro libre. En todos los equipos que jugué, tuve la suerte de convertir de tiro libre. Le pegaba bien a la pelota, era una de las armas que tenía.

Rememoran mucho los tres goles de tiro libre que le anotó a Millonarios en un mismo partido. ¿Cuántas veces protagonizó un triplete así?

(Risas)… Fue la única vez.

No es común ni fácil, ni siquiera para los grandes cobradores de la historia del fútbol…

No es fácil. Tuve la suerte. Aparte fue un gran triunfo ante Millonarios, ganamos 4-0. Recuerdo que ese día echaron a (Alberto) Vivalda por golpear a un delantero nuestro, creo que era ‘Kiko’ Barrios. Entró el nuevo arquero, yo patee el tiro libre y marqué el gol. No alcanzó a tocar la pelota el nuevo portero.

¿Recuerda los otros dos goles de ese día?

El primero fue un tiro libre medio rastrero entre la barrera. Otro de los goles fue medio confuso porque patee un tiro-centro y William Rico parecía que la cabeceaba. Existía la duda de si me lo habían dado a mí o a él. Fue una jugada rápida.

¿Dónde aprendió a pegarle tan bien al balón?

Es un don, nací con eso. Siempre le pegaba fuerte a la pelota, desde pequeño. A medida que fue pasando el tiempo, perfeccioné la pegada, a pesar de que no practicaba mucho tiro libre. Era algo natural.

¿Guarda camisetas de Junior de esa época?

Sí, tengo dos de las mías y una que usaba mi hijo en esa época, quien tenía año y medio y a veces salía conmigo a la cancha. En esa época no había los recambios de camiseta que hay ahora.