Otro partido para el olvido, más puntos perdidos de local, nueva presentación sin ton ni son. Junior igualó este sábado 1-1 frente a un Millonarios que vino a Barranquilla lleno de incertidumbres y se va con premio para la capital.
No mejora el ‘Tiburón’, que volvió a mostrar una imagen borrosa en casa. Junior fue más de lo mismo —por lo menos lo que ha mostrado en los últimos juegos— en los primeros 45 minutos. Errores infantiles en defensa, una desconexión grandísima y cansina en el medio y adelante las ganas de Carmelo Valencia, que no alcanzan, y pinceladitas de Teo, que aparece por ráfagas en el juego con un toque, un movimiento, un desmarque o una asistencia de lujo.
Sin tener las herramientas para elaborar un fútbol claro y conciso, los rojiblancos le facilitaron el trabajo a Millonarios, que planteó un partido serio, defendiendo lejos de su arco, e intentando hacer daño cuando el rival le prestaba el balón. Matías de Los Santos y Juan Camilo Salazar tuvieron dos claras para mandar a guardar el balón, pero ambos se estrellaron con el arquero uruguayo Sebastián Viera, que ahogó el grito de gol con un par de estiradas espectaculares.
Los dirigidos por Alberto Gamero sufrieron poco, por lo menos mientras tuvieron combustible (les duró hasta el minuto 35, aproximadamente)… y cuando daban ventajas, la puntería rojiblanca fallaba de forma increíble. Lo tuvo Carmelo, Sherman y Germán Mera, claras las tres, pero les faltó serenidad y ‘tiza’ en el botín. También pudo anotar Gabriel Fuentes, pero al lateral samario la suerte no lo acompañó y su remate con la cabeza terminó besando rebeldemente el horizontal antes de que el árbitro Wilmar Roldán bajara el telón de la primera parte.
Junior apretó en la etapa complementaria. Quizá más con ganas que con convicción, pero con eso le alcanzó para meter al rival en su área, algo que solo pudo hacer en el primer tiempo cuando Millonarios comenzó a bajar los brazos producto del cansancio.
Los rojiblancos no generaban peligro, pero sí presionaban arriba, buscando el error del rival. El primero por poco llega en una acción que el árbitro Wilmar Roldán sancionó como penal, en contra de ‘Teo’, pero que finalmente echó para atrás luego de revisar el VAR. Pero era un aviso.
Hasta que llegó el premio a ese lento despertar, a esa intención de querer ir por el partido, a esa necesidad, sin fútbol, por buscar los puntos. Fuentes, de los más intensos en el juego, se inventó una acción por izquierda, que finalizó con un pase preciso al centro del área, donde Larry Vásquez esperó para meterle sutilmente el botín y dejar sin opciones al arque embajador.
Larry, que no venía haciendo un partido para enmarcar, se vestía de héroe para adelantar a los rojiblancos. Los caprichos del fútbol.
Con el marcador a favor, Junior quitó el pie del acelerador —craso error— y se dedicó a darle un manejo estéril al partido. El técnico Luis Amaranto Perea echó mano de las ‘municiones’ que tenía en el banco —Borja y ‘Cariaco’— para oxigenar y darle más agresividad al ataque, pero por más elementos que metas adelante, si no tienes la disposición para hacer daño, poco o nada terminas potencializando.
Junior le dio vida a Millonarios, que cerró el partido como lo empezó, apretando, jugando en campo rival, esperando el error del local. Los embajadores no se amilanaron con el marcador en contra, al contrario, mantuvieron el libreto, y el fútbol y la suerte terminaron premiándolos.
De un saque de banda, nació un autogol de Ditta, que intentó despejar el balón y terminó anotando un ‘autogolazo’, ante la mirada atónita de Viera.
Ahí acabó todo. Junior un tuvo fuerzas para reaccionar y terminó protagonizando otro partido para el olvido.