¡Ufff! ¡Por fin! Se acabó el suplicio y el temor de un ridículo mayúsculo, de un fracaso gigante. Con algo de suspenso por lo demorado que resultó el primer gol y los resultados que se estaban dando en otras plazas, Junior se impuso 3-0 a Chicó en el estadio Metropolitano y consiguió su clasificación a los cuartos de final de la Liga en la última jornada.
Como era de esperarse, el equipo rojiblanco dominaba a su antojo y fabricaba innumerables opciones de gol ante el penúltimo de la tabla de posiciones, pero fallaba en la definición y de alguna manera hacía brotar algo de drama en la medida que en las otras plazas, los perseguidores en la lucha por ingresar a los puestos de privilegio estaban haciendo su tarea.
Los Tiburones, que acumulan ocho jornadas consecutivas sin perder en la Liga (cuatro empates y cuatro triunfos), nunca salieron del grupo de clasificados porque el solo empate les estaba bastando, pero existía la posibilidad de un gol ajedrezado y de quedar en jaque, más allá de que en el trámite del juego no se vislumbraba un tanto visitante.
El duelo fue una dictadura de los dirigidos por Luis Amaranto Perea. Teófilo Gutiérrez impuso su ley del toque. Con su batuta, los punzantes asomos de Hinestroza por la izquierda y las incansables salidas de Fabián Viáfara por derecha (en asocio con ‘Cariaco’ González y Teo), Junior era el amo y señor del juego.
No solo se veía venir el primero, parecía que se viviría una goleada, pero a Hinestroza, Viáfara y Teo, quienes tuvieron nítidas oportunidades para anotar, les faltó un poco de tiza en los guayos para dar en el blanco.
En otras ocasiones fueron las intervenciones del arquero Rogerio Caicedo las que ahogaron el grito de gol.
En medio del sometimiento sobre el Chicó, por momentos apareció algo de desatino y desespero en el conjunto anfitrión.
Nada para Borja. Casi todos los hombres de ataque habían contado con situaciones para convertir, menos el más especialista de esa materia. Miguel Borja paso casi inadvertido en la primera etapa.
Un pique imparable y un taquito para Hinestroza que disparó e hizo lucir al cancerbero del cuadro tunjano fue el máximo aporte del goleador cordobés.
Sin embargo, en el segundo tiempo, cuando más angustia empezaba a surgir, Borja hizo su asomo.
Después de dos jugadas, un buen remate cruzado y un ‘pase de la muerte’ de Teo que desperdició, Borja sacó su casta goleadora.
En medio de la imparable oleada de ataques locales, el árbitro Jorge Duarte consideró que hubo penalti sobre Freddy Hinestroza al minuto 70. En la repetición de la jugada no se aprecia la falta con claridad.
Borja, ni corto ni perezoso, salió a flote, agarró el esférico y con un balazo abajo, a la mano derecha del cuidapalos, aseguró el 1-0.
¡Uffffff! Le volvió el alma al cuerpo a Perea, a los jugadores, a los directivos, a los hinchas. Junior estaba por fin haciendo lo suyo y ya no importaba lo que sucedía en otras plazas.
Chicó, que no generó ni una sola opción de gol clara en todo el partido (con razón es uno de los coleros), trató de reaccionar, pero solo fue un leve pataleo antes de ahogarse completamente.
Hinestroza, al minuto 79, todavía tenía aire para una cabalgata de área a área, juntarse con Borja, recibir en profundidad y después mandar un centro abajo que superó al arquero y tomó a Teófilo solo en el segundo palo, definiendo como acostumbra en esos casos: con un toque calidoso. Una especialidad de la casa Gutiérrez.
A partir de ese gol, el equipo dirigido por el ex-Junior, Bélmer Aguilar, que había estado batallando y procurando evitar que se inflara su red, se desmoronó y dejó espacios que Junior aprovechó para marcar el tercero.
Gabriel Fuentes, a los 81 minutos, se robó por izquierda la pelota y encontró toda una autopista para escaparse y habilitar a Borja, quien eludió al arquero, concretó de zurda y se convirtió en el máximo anotador de la Liga junto con Jader Obrian. Ya son cuatro partidos seguidos anotando.
La clasificación, que debió conseguirse mucho antes teniendo en cuenta la nómina de Junior, finalmente se dio. Ahora viene una etapa con un rival más duro y con menos margen de error.