Solo le faltaron más goles. Con una mejor definición y un arquero menos salvador que Alexis Martin, Junior hubiera valorizado aún más una justa y merecida victoria 2-1 ante Unión La Calera, anoche en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en el primer duelo de la serie de octavos de final de la Copa Sudamericana.
El cuadro barranquillero hizo un gran primer tiempo. Con intensidad, con entusiasmo, con energía, con vigor, con agresividad y buen fútbol. No solo se dedicó a correr y a atropellar a su rival, jugó con criterio, con colectividad, con desequilibrio y fabricando opciones de gol en el área visitante.
El único reparo que tal vez se le puede enrostrar a los rojiblancos es que no terminaron el periodo inicial con un marcador más abultado.
Contaron con las suficientes oportunidades como para terminar ganando 2-0 y hasta 3-0. Pero solo Edwin Cetré, que había tenido dos intentos fallidos segundos antes, pudo descifrar la clave de la caja fuerte en que se había convertido el arquero argentino Alexis Martin.
Un bombazo de Cetré al ángulo superior izquierdo de Martin, quien alcanzó a tocar un poco la pelota, estremeció por fin las redes forasteras al minuto 44.
Antes de esa diana, Junior falló reiteradamente en procura de dar en el blanco. Unas veces por falta de puntería y en otras por las voladas de Martin. El cancerbero ahogó el grito de Borja y Rosero.
Unión La Calera no vino a especular ni a atrincherarse atrás, salió a intercambiar golpes, a jugar con valentía, sin marrullerías. Junior varias veces lo tomó con la guardia baja, pero faltó punch.
En el segundo tiempo, El rojiblanco redujo un poco su intensidad, pero seguía creando situaciones para marcar. Borja se quejó de un empujón en una jugada en la que se disponía a definir y Cetré puso el balón a besar el travesaño y la grama con un balazo que Martin no podía atajar.