La forma en que se armó el equipo
Quedaron dos cupos vacantes que se debieron llenar teniendo en cuenta la doble competencia, las lesiones normales en una competencia y las falencias que aún se tienen en la defensa y en el ataque. Era claro que se requería un zaguero central de mayor técnica, que brindara menos caos al proteger y mayor soltura al salir. También era necesaria la inclusión de un hombre más de ataque (extremo, volante o delantero) para ampliar las alternativas y no depender de jugadores que suelen moverse entre altibajos.
Pasividad y lentitud
Los jugadores de Junior suelen empezar los partidos con un exceso de calma y paciencia que favorece al rival. El equipo se esfuerza y aprieta más cuando tiene el marcador en contra. Y muchas veces ya es demasiado tarde para reaccionar. Esa forma tranquila, y muchas veces lerda, de afrontar los partidos le ha significado que le marquen cuatro goles antes de los primeros 10 minutos de juego, tres de esos antes de los cinco minutos. Por lo general, se regala un tiempo. No hay un rendimiento parejo en los 90 minutos de juego.
Conformismo
Los jugadores han tenido un comportamiento mediocre. Solo hacen una parte del trabajo. Solo defienden o solo atacan. Falta mayor solidaridad, esfuerzo, sacrificio y verdadero compromiso. No hay determinación, agresividad, una actitud decidida que supla o pueda compensar falencias futbolísticas, tácticas y estratégicas. Hay partidos que se han podido ganar con un despliegue físico a la altura de las circunstancias, con dinámica e intensidad. A poco se les nota la ambición e intención de querer tragarse la cancha, de mostrarse, de imponerse y avasallar.
Bajos rendimientos
Hay jugadores con niveles de juego demasiado bajos o muy irregulares (a veces sí y a veces no). Marlon Piedrahíta no viene siendo el mismo que brilló en Junior, Dany Rosero comete crasos errores constantemente, Germán Mera no está en su real dimensión, Willer Ditta tampoco, Viáfara no luce por la izquierda, Jhon Pajoy no despega, Teo Gutiérrez aparece muy a cuentagotas, Larry Vásquez no se enchufa, Didier Moreno menos, Carmelo Valencia no alcanza a suplir la ausencia de Borja, Jefferson Gómez, Luis Sandoval y Daniel Moreno no se pellizcan…
La idea de juego
No está claro a qué juega Junior. Hay una posesión de balón estéril, en la que se carece de profundidad y penetración. El equipo se hace plano y predecible. Hay pocos encares, desbordes, cambios de ritmo, pases entre líneas, triangulaciones, diagonales. No existe la suficiente movilidad, comprensión y precisión. Luis Amaranto Perea no ha logrado cuajar un equipo que sea capaz de imponer las condiciones y generar constantes opciones de gol en el área rival. Cuesta demasiado generar verdaderas opciones de gol. No hay un colectivo sólido.
Los cambios
El entrenador ha fallado en la lectura de los partidos y no ha acertado en muchas de las modificaciones que implementa durante los partidos. En el duelo ante Cali, por ejemplo, sacó a Hinestroza cuando mejor jugaba. Para el juego frente a Chicó, dejó en el banco a Fabián Ángel, que ha sido uno de los jugadores de rendimiento más parejo en el equipo. En algunos compromisos Teófilo Gutiérrez ha estado opaco y el timonel no se ha atrevido a sustituirlo. Venía haciendo unas modificaciones preconcebidas (Larry y Didier) que poco o nada ayudaron.
No probar alternativas
Si hay fusibles que no encienden o son intermitentes, es labor de Luis Amaranto Perea cambiarlos para tratar de iluminar el camino del equipo. Si insiste con los mismos bombillos apagados, el fútbol de Junior seguirá oscuro. Es probable que los repuestos no garanticen luz y tal vez ni siquiera prendan tampoco. Pero es su obligación probar, analizar, mirar, evaluar, motivar y aplicar variantes para tratar de darle energía a sus circuitos. ¿Cómo esperar resultados diferentes si siempre se hace lo mismo con los mismos?
Jugadores sin reemplazo
Los suplentes de Miguel Borja, el goleador de Junior, son Carmelo Valencia y Luis ‘el Chino’ Sandoval. El experimentado atacante, que no ahorra una gota de sudor y siempre pone voluntad, tiene mejor desempeño rematando partidos que iniciándolos. El juvenil da más der que hablar fuera de la cancha que dentro de ella. La otra opción es poner a Teófilo Gutiérrez de delantero, como fue usado en otra época. A Gabriel Fuentes le trajeron como competencia a Edwin Velasco, pero con un pequeño detalle: llegó lesionado. Todavía no está disponible.
Más exigencia
De parte del cuerpo técnico y de la misma directiva de Junior está haciendo falta una mayor exigencia para el grupo de jugadores. El costo-beneficio de la nómina del club tiburón no es el más favorable. La inversión que se hace en este plantel debe reflejarse notoriamente en la cancha y en los resultados. El compromiso de los jugadores para con el club que tan bien y puntual les paga debería ser mucho mayor. La idea es que marquen diferencia en el torneo colombiano y siempre estén en los primeros lugares, no que sean un equipo más del montón.
Las lesiones
Junior no ha podido contar plenamente con varios jugadores por lesiones. Sambueza, Cetré y ‘Cariaco’ pasaron por departamento médico y el equipo se privó de tres alternativas ofensivas durante varios juegos. En los más recientes partidos estuvieron ausentes por la misma razón Gabriel Fuentes, Germán Mera y Miguel Borja, tres jugadores importantes. La ausencia de Fuentes ha sido notoria porque su reemplazo natural, Edwin Velasco, vino lesionado y ni siquiera ha debutado. Se ha tenido que improvisar a Viáfara e Hinestroza en ese lugar.