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Un año. 12 meses. 365 días se cumplen este jueves desde que la afición rojiblanca lanzó el último grito de gol –obra de Teófilo Gutiérfrez– desde las tribunas del estadio Metropolitano Roberto Meléndez.

La pandemia del coronavirus lo cambió todo, incluso el fútbol. Atrás quedaron esas tardes o noches de plan-estadio con la familia, con los amigos, con los conocidos. Desde aquella derrota 2-1 frente al Flamengo, por Copa Libertadores (4 de marzo de 2020), a Junior le ha tocado jugar a solas, en silencio, sin la presencia del jugador número 12 en las gradas del ‘Coloso de la Ciudadela’, un monstruo de cemento que luce inerte sin la alegría particular del hincha barranquillero. También jugó a puerta cerrada en el estadio Romelio Martínez.

Han sido 19 partidos sin público, 27 gritos de gol que no se han podido escuchar desde las tribunas del ‘Metro’. Esto repartido en 13 partidos de Liga, uno por Superliga, dos por Copa Libertadores y tres por la Copa Sudamericana.

Victorias ante Águilas, Independiente del Valle (ECU), Alianza Petrolera (en dos oportunidades), Chicó FC, Tolima, Unión La Calera (CHI), Medellín, América y Millonarios; empates contra América, Millonarios y Plaza Colonia y derrotas frente a América (en dos oportunidades), Barcelona, Pasto, Coquimbo y Deportivo Cali. El balance es claro: diez triunfos, tres igualdades y seis caídas, para un promedio del 58% de los puntos obtenidos. Regular, teniendo en cuenta la fortaleza de Junior en una plaza históricamente complicada para sus rivales.

Solo queda esperar que el tiempo pase y todo vuelva a la normalidad para que vuelvan a teñirse de rojiblanco las tribunas del Metropolitano.

'Extrañamos a la gente, al público, esa sensación de que juegas para el hincha, que a la final es el que le da emoción al fútbol. No hay nada más lindo que ver a la gente gritando un gol. Hoy sentimos un vacío grande, porque la gente es el corazón de este deporte', manifestó el arquero Sebastián Viera en diálogo con EL HERALDO.

'El hincha es irremplazable. Al principio te ponían el audio de los aficionados a través de unos parlantes, pero no es igual, jamás. A mí no me gusta, aturde, no es lo mismo el ruido de un parlante que el ruido de la gente animándote desde la tribuna. Por suerte los equipos se dieron cuenta que eso no beneficiaba mucho y lo quitaron', agregó el capitán rojiblanco.

Lo más duro para los jugadores, sin duda, es la celebración de un gol. Si bien sigue generando alegría marcar, la emoción no es la misma, le falta sabor, por lo menos así lo ve Carmelo Valencia, que el año pasado, por ejemplo, le tocó vivir la experiencia de marcar un triplete en Copa Libertadores –algo nada fácil- y celebrarlo sin el júbilo del público en las tribunas.

'El marcar un gol sin público, en lo deportivo, quizá es lo mismo, porque estas ayudando a tu equipo a ganar e igual te genera alegría, porque el gol es la pasión del fútbol, pero en lo anímico no es igual, para nada, le falta emoción, adrenalina, euforia, todas esas cosas que hacen de este deporte algo único', aseguró el experimentado delantero rojiblanco.