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Otra cara. Otra actitud. Otro fútbol. Junior y Santa Fe intercambiaron papeles en el ‘Metro’. El ‘Tiburón’ se sacudió la mala cara mostrada el pasado jueves ante el cuadro cardenal, por Copa Libertadores —empate 1-1—, y mostró una más faceta mucho más fresca, equilibrada y efectiva, para dar el primer golpe en los cuartos de final de la Liga, ante el mismo equipo bogotano, que esta vez fue el que ‘navegó en medio de un mar de dudas’.

Amaranto cambió las cartas. Sorprendió con Piedrahíta, que no respondió a la confianza (terminó expulsado). Buscó más equilibrio con Didier Moreno y Larry Vásquez en el medio y apostó por ‘Cariaco’ en lugar del irregular Fabián Sambueza. Todo un acierto.

El ‘Tiburón’ se vio más explosivo, activo, con hambre. ‘Cariaco’ e Hinestroza desequilibraron y eso lo agradeció Miguel Borja, que estuvo más comprometido con el juego.

Larry Vásquez avisó, desperdiciando aun mano a mano. Pero a partir de ahí Junior contó las opciones como goles.

El primero llegó en los pies de ‘Cariaco’, que aprovechó una pared con Borja, para definir con un remate raso, que dejó sin opciones a Castellanos (1-0).

Ese tanto bajó el telón de la primera parte, quizá con el sinsabor que dejaba un marcador corto, teniendo en cuenta la superioridad rojiblanca en los primeros 45 minutos.

Pero lo mejor estaba por venir. El inicio de la segunda parte mostró al Junior más efectivo del semestre. Dos opciones en los primeros 10 minutos y dos goles, y ambos con el sello del goleador.

Borja aprovechó un pase certero de ‘Cariaco’, desde un costado, para poner su botín y empujar la pelota al fondo de la red (2-0).

El artillero se activó y eso lo lamentó Santa Fe, que comenzaba a ver cómo el partido se le salía de las manos en medio de una tarde caliente, que hizo ver al ‘León’ agotado, sin fuerzas, entregado.

Borja aprovechó, primero, un pase ‘teledirigido’ de Piedrahíta y, luego, un error de un defensor cardenal, para quedar mano a mano y definir con la seguridad del goleador (3-0).

Santa Fe presagiaba lo peor. Todo parecía listo para un triunfo abultado que liquidara, de forma tempranera, la serie. Pero no. Junior no sabe vivir tranquilo. Se siente incómodo sin sufrir. No acepta una alegría sin sofoco. Le encanta la tempestad.

Primero llegó el descuento cardenal en los pies de Jeisson Palacios, tras una desconcentración defensiva, y luego una expulsión sin sentido de Piedrahíta, que cambió el partido.

Santa Fe se montó. Junior cerró las líneas y, sufriendo, supo defender la ventaja, que, de cara al juego de vuelta sigue siendo buena, pero pudo ser mejor.