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Si no hay claridad y lucidez, buena es la garra y la lucha. Junior no se quedó en sus sombras futbolísticas y sacó a flote toda su fuerza e ímpetu para imponerse a un Millonarios al que no le bastó su buen toque y orden para sacar un empate o un triunfo del estadio Metropolitano Roberto Meléndez, en el primer duelo de la final de la Copa Colombia.

A falta de más calidad, se elevó el carácter, Junior pegó primero y empezará el juego de vuelta en Bogotá con ventaja 1-0 gracias a un golazo de cabeza de César Haydar.

La etapa inicial resultó escasa en emociones. Los dos equipos mantuvieron la guardia en alto y fracasaron en sus apuestas ofensivas. Principalmente el local, que no logró aprovechar el aliento de su público y el jugar en su ambiente, con una humedad altísima.

No hubo presión, agresividad y cohesión para imponerse desde el pitazo inicial, y los visitantes no dieron ventajas.

Después de unos primeros 15 minutos de estudio de ambos, en los que calculaban y trataban de asegurar cada pase, Millonarios se fue acomodando a las circunstancias y empezó a hacer valer su estilo de juego.