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En el fútbol mundial la tendencia es contar con volantes que marquen y elaboren, que sean agresivos y creativos al mismo tiempo. Que se pongan el overol y también el frac. Todo en uno. A menos que se llame Lionel Messi, en la élite todos atacan y todos defienden. Ya no es una sola tarea la que se cumple. No se suele admitir los que realizan una sola función.

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En ese sentido, los técnicos le exigen dinámica al que sabe con el balón y respaldo ofensivo al que posee más atributos para lucha. Por eso, de acuerdo a las características de los jugadores con los que se cuenta, se trata de armar un onceno equilibrado con combine técnica, velocidad, despliegue físico y buena talla, entre otros aspectos.

En el Junior actual no se tiene a un Víctor Cantillo, que organizaba y elaboraba jugadas de ataque al lado de uno más combativo y voraz para la marca como Luis Narváez. Iván Rossi y Carlos Esparragoza poseen buena técnica y precisión para pasar el balón, pero no tanto derroche físico y agresividad para recuperarlo como Didier Moreno y Yeison Gordillo, a quienes les cuesta más dominar y acompañar la ofensiva.