Compartir:

Junior no juega a nada. No hay creación, no existe armonía, no muestra dinámica, no despliega intensidad, no hay seguridad, no se ve un libreto, una idea de juego, un guión. Ni siquiera el cacareado orden defensivo que predica y ‘aplica’ el técnico Hernán Darío Gómez apareció ayer en el estadio General Santander.