No pudo con el desafío. Ni siquiera se trajo un puntico. Junior fue incapaz de superar las importantes bajas de José Enamorado y ‘Cariaco’ González, los 2.800 metros de altitud de Tunja, el pésimo estado de la cancha del estadio La Independencia, el fútbol impetuoso del Chicó y su lánguido historial en la capital de Boyacá.
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El 2-0, con goles del paraguayo Roberto Ovelar, el 17 de mayo de 2015, sigue siendo el único antecedente victorioso de los rojiblancos en territorio tunjano frente a los ‘Ajedrezados’. Ayer perdieron 2-1, en la jornada 13 de la Liga II, con anotaciones de Félix Chaverra (al minuto 25) y Delvin Alfonzo (72). Gabriel Fuentes(43) empató parcialmente.
Junior apostó por la inclusión de tres defensas centrales y terminó con dos goles en sus piolas y las manos vacías.
El primer tiempo fue sufrido y confuso para ‘el Tiburón’. Después de unos primeros minutos en los que contó con varios acercamientos (Déiber Caicedo casi abre el marcador con un remate de larga distancia que se estrelló en el travesaño), el local empezó a dominar y a atacar con peligro, principalmente por el costado derecho.
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Delvin Alfonzo y Sebastián Támara hacían de las suyas y estresaban a Gabriel Fuentes y a Brayan Ceballos, que tuvo que llegar a sofocar varias acciones en las que el samario fue superado.
De poco y nada servía el tener tres zagueros centrales (y cinco defensas con los dos laterales) porque Chicó imponía el ritmo y llegaba con asiduidad a la portería custodiada por Santiago Mele.
Se veía venir la apertura del marcador a favor del cuadro ajedrezado, pero no se esperaba que fuese en un tiro de esquina. Fabián Ángel soltó la marca de Félix Chaverra, quien había entrado minutos antes por el argentino Agustín Aleo, y lo pagó caro.
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El recién ingresado apareció solitario al borde del área chica y metió un certero cabezazo que dejó sin chance a Mele. Un 1-0 que puso todo más cuesta arriba para Junior, que ya padecía la altura tunjana y el impresentable estado del terreno de juego.
El gol anfitrión no pellizcó a los dirigidos por Arturo Reyes, que no se acomodaban al terreno de juego y veían como Chicó se crecía y amagaba con convertir el segundo tanto. Cuando la hinchada rojiblanca cruzaba dedos para que la primera parte culminara sin más goles ajedrezados, Edwin Herrera se inspiró con un sorpresivo y excelente pase largo que citó a Gabriel Fuentes con el gol.
El lateral, que estaba sufriendo por las incursiones del rival por su costado, llegó puntual y no desaprovechó la oportunidad de resarcirse. Pateó de primera, abajo y con precisión a un lado lejano para el guardameta, que no intuyó con acierto la definición.
Los rojiblancos se fueron al descanso más tranquilos y motivados con el marcador parejo, pero en el segundo período no mejoró su accionar.
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Junior trató de mantener a raya a su adversario, pero sin el funcionamiento punzante y contundente en su ofensiva que le daba el cuarteto conformado por Caicedo, ‘Cariaco’, Enamorado y Bacca.
Léider Berrío, a quien le siguen llegando oportunidades sin reunir méritos, volvió a defraudar. Lo mismo Gonzalo Lencina. Caicedo estaba solo y controlado. Solo las salidas de Fuentes y Herrera prometían algo ofensivamente.
Chicó se envalentonó y con decisión puso contra las cuerdas a Junior hasta que lo noqueó con un zapatazo de Delvin Alfonzo que dejó a Mele viendo un chispero. El lateral venezolano limpió las telarañas del ángulo superior izquierdo del uruguayo al capturar un rebote tras un córner.
El golazo mandó a Junior a la lona. Pudo haber revivido en un rebote que Herrera despilfarró con un remate mordido y en un centro de Wálmer Pacheco que no halló rematador. Ya no se pudo levantar, faltó habilidad, determinación, atrevimiento, cohesión y precisión en la ofensiva. La cancha no ayudaba, apareció el desgaste y el Chicó se mantuvo firme. Ni un puntico se pudo rescatar.