Con el 2-0, obra de Carlos Bacca, se acabó el partido en lo futbolístico. Y a los 76’, se dio por terminado en la cancha, no por la superioridad del Junior, sino por la invasión de un grupo de hinchas del Cali, en Palmaseca, que no soportaron la acertada anulación del gol del boliviano Luis Haquín, que significaba el 2-1 parcial.
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No había motivos para la protesta. Jhon Vásquez, en claro fuera de lugar, interfiere en la visión del arquero uruguayo Santiago Mele al momento del remate de Haquín. El árbitro dio como válido el gol, pero el VAR lo llamó para que revisara la acción y ahí se formó todo.
Cuando el central David Espinosa iba camino a la revisión de la jugada en el VAR, la afición verdiblanca empezó a lanzar objetos a la cancha, impidiendo que el árbitro llegara a su destino.
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Los jugadores del Cali se aglutinaron alrededor de Espinosa para reclamarle, pero la decisión de ir al VAR era irreversible.
Cuando medianamente se calmaron los ánimos, el árbitro Espinosa llegó a la pantalla VAR, revisó la jugada y dio por anulado el gol, lo que generó la rabia de un sector de la hinchada que intentó ingresar al campo y lanzó varios objetos al gramado, intentando agredir al juez.
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Espinosa suspendió el juego, esperó unos minutos y finalmente lo dio por terminado por falta de garantías, ya que fueron agredidos un línea y el jugador Déiber Caicedo.
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Fue triunfo 2-0 en la cancha y 3-0 en la planilla, ya que la ley manifiesta que si un partido, que se ha jugado en un 85%, se suspende antes de ser terminado, los puntos se le otorgan al equipo que va ganando, pero con 3-0 en el marcador.
Los goles de Carlos Bacca suman en la tabla artilleros y el tercer tanto queda sin autor, según le confirmó Héctor Fabio Báez, gerente deportivo del Junior, a EL HERALDO.