Jugó como si fuese un partido más. ¿Dónde quedó el hambre de gloria? ¿La garra? ¿Los deseos de sobresalir? ¿Las ganas de trascender internacionalmente? A la mayoría de los jugadores y al cuerpo técnico de Junior les quedó grande el desafío de avanzar a los cuartos de final de la Copa Libertadores y perdieron 2-1 ante Colo Colo, en el partido de vuelta de la serie de octavos, anoche en el estadio Metropolitano, ante unas 37 mil personas, 2 mil de ellas chilenos que coparon cinco módulos de la tribuna occidental alta con mucho aliento.
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Los rojiblancos tuvieron una horrenda noche y sucumbieron en el objetivo de remontar el 1-0 que sufrieron en el juego de ida en Santiago. Ni con fútbol ni con corazón superaron al rival, a pesar de estar con el apoyo de su gente y en su entorno.
Pero no es solo que quedaron eliminados los ‘Tiburones’, jugaron muy mal casi todos. Tal vez se salvan Emanuel Olivera, Edwin Herrera, Didier Moreno y Carlos Bacca, que es el único capaz de garantizar un gol al menos.
No hubo una estructura y una idea de juego que marcara la diferencia. Lo planificado por Arturo Reyes no dio resultados positivos.
La etapa inicial careció de grandes y constantes emociones en las áreas. Los dos equipos jugaban como en cámara lenta. Comprensible en el visitante, que tenía la ventaja y moderaba los esfuerzos ante la humedad de Barranquilla, pero increíble en Junior que debía salir con el cuchillo entre los dientes a igualar y remontar la serie en su casa, en su ambiente. Increíble tanta paciencia y pasividad.
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Solo Jermein Peña, que lamentablemente salió lesionado en su rodilla izquierda y tuvo que ser sustituido, y Didier Moreno, que fue omnipresente y apareció en todos lados con su garra, jugaban con la energía que exigía un partido definitivo de los octavos de final.
Edwin Herrera lucía su despliegue físico, pero no estaba fino en sus intentos de salida y de centros, Gabriel Fuentes andaba errático y haciendo taquitos y jugadas innecesarias, mientras Víctor Cantillo ayudaba poco a Didier, y José Enamorado y ‘Cariaco’ González se mostraban demasiado tímidos, sin la chispa y el atrevimiento que les caracteriza.
Yairo surgía por momentos prometiendo algo que no fructificaba y Bacca se movía huérfano esperando un pasesito. Todo era demasiado frío, paquidérmico y predecible, sin movilidad ni agresividad.
Colo Colo jugaba cómodo, enfocado en defender, sin afanes para jugar. Por eso al arquero Brayan Fernández fue recriminado por el árbitro Ánderson Daronco y posteriormente amonestado.
El plan le salía a Colo Colo y mucho más al ponerse en ventaja tras un saque precipitado y una floja respuesta de Santiago Mele ante un sorpresivo riflazo de Cepeda de larga distancia. Olivera también falló al no achicar y evitar el cañonazo, pero todo salió de un momento de desesperación del portero uruguayo.
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Afortunadamente, cuando no se veían respuestas ofensivas de Junior y la gente se estresaba en la tribuna, Bacca le marcó un pase al mejor jugador del primer tiempo, Didier Moreno, recibió la asistencia y definió con su calidad de eterno goleador.
El gol fue un envión anímico que se extendió al inicio del segundo periodo en el que los ‘Tiburones’ mostraron más los dientes. Como que se liberaron un poco y entraron más decididos a la cancha, pero solo fue un chaparrón.
El ataque de Junior fue amainando. Enamorado seguía con la batería baja, ‘Cariaco’ no producía nada y solo Herrera mandaba centros que no hallaban rematadores certeros.
Jorge Almirón movió el banco y refrescó a su equipo, que se veía bastante agotado por la humedad. Mientras Arturo Reyes miraba al banco sin animarse a patear el tablero y buscar un revulsivo. Su apuesta con el 1-1 fue Roberto Hinojoza por ‘Cariaco’ y no representó mucho.
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Se tomaron un aire y pusieron el viento a favor con un gol que surge en el juego aéreo, para variar. Junior nuevamente falló en esa materia, le cabecearon en un córner, la bola pegó en el travesaño y el rebote lo tomó Falcón para anotar.
Segundos antes, Mele había ahogado el grito de gol de Wiemberg con la punta de su guayo izquierdo.
Ahí todo se derrumbó por completo. Colo Colo controló los tibios intentos de Junior, hubo conato de bronca, expulsaron a Rafael Pérez por un puñetazo a un rival, entró Arturo Vidal a provocar y a simular faltas, ingresaron Chará y Marco Pérez y se notaron poco. El primero definió sin potencia una opción y el segundo alcanzó a hacer una media chalaca desviada.
Junior se pegó una desinflada completa ante un rival que no era nada del otro mundo, pero que fue más enérgico, vivo y contundente. Decepción y desilusión.