Sus palabras reflejan tranquilidad, sensatez y resignación. No muestra resentimientos ni rencores. No le disparó dardos a nadie. Nicolás Zalazar se va en paz de Junior. Se lleva “el respeto y el cariño de la hinchada”.
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Quería continuar. El argentino, de 27 años de edad, lamenta no poder seguir vestido de rojiblanco, pero entiende que la dirigencia y el cuerpo técnico del club deben hacer análisis de diferentes situaciones y tomar decisiones que lo superan a él en su rol de futbolista.
¿Qué balance hace de su año en Junior?
Fue un arranque duro, un arranque que nunca me había tocado. La lesión y otras cosas más (contagio de dengue y la muerte de su abuelo). Fue un semestre difícil en lo personal. Después me pude ir reacomodando y creo que fui de menor a mayor, gracias a Dios y con el trabajo. Llegué a un punto en que pude rendir y devolver esa confianza que el club tuvo en mí al llamarme a principio de año.
Oficialmente el club todavía no ha informado nada sobre usted. ¿Nicolás Zalazar sigue en Junior o se va?
Sinceramente a mí nunca nadie me dijo que sí iba a seguir o que no iba a seguir, pero en el fútbol colombiano está estipulado mandar una carta siempre antes de la rescisión del contrato. Es la primera vez que me tocó a mí, pero varios compañeros me explicaron. Mientras íbamos a jugar, llega como una carta, no una renovación automática, sino como que el club desiste de contratarte para el siguiente año, pero después se pueden iniciar charlas como para establecer una renovación. Pero bueno, sinceramente nunca nadie del club me llamó. Según lo que yo estoy acostumbrado en Argentina, cuando vas llegando casi a tu finalización del contrato y ves que no te llama nadie del club, ni te hacen saber nada, uno ya se da como un jugador libre.
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¿No ha existido algún acercamiento a través de su empresario?
No, sinceramente nunca. Ya uno percibe también las cosas. Obviamente, si un club quiere contar con uno, siempre te lo hace saber. En este caso, como se fueron dando las cosas, creo que llegó una finalización del contrato.
¿Habló con César Farías?
No. No hablé con el entrenador. Nada. Sinceramente no hablé con nadie del club.
¿Tiene ofertas de otros equipos colombianos tras su buen segundo semestre?
Sinceramente, nada concreto, te mentiría si te diría otra cosa. Sí acercamientos para preguntar mi situación contractual, eso sí. Acá en Argentina también, pero sé que todavía es muy reciente. Pero sí hubo varios llamados de algunos equipos colombianos y algunos argentinos para preguntar.
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¿Cómo toma esta situación de su salida de Junior después de tener un buen rendimiento en el segundo semestre?
No, sinceramente uno va muchas veces a medida, uno entiende también. Yo miraba y la primera parte mía no fue con continuidad, el club también evalúa eso seguramente, o evaluará también otras cosas. Al fin y al cabo la temporada fue larga y no tuve toda la continuidad que yo pretendía. En los partidos que pude jugar fui de menor a mayor. Uno capaz que tenía la ilusión de poder seguir, arrancar una temporada desde el inicio y ayudar al club a conseguir algo importante, pero también sabemos que estas también son las reglas del juego, y el club decide, seguramente, buscar otros horizontes, y bueno, no está mal. Yo ya me determino como jugador libre, no creo que sea llamado (por Junior).
¿No cree usted que influyó muchísimo el hecho de que había cuatro jugadores extranjeros, tres de los cuales se ubican en zona posterior, y solo se podían usar tres foráneos en la cancha, lo cual limitaba en algunos aspectos al entrenador y al momento de hacer sustituciones?
Sí. Creo yo que son más los gustos que puede llegar a tener un entrenador o el club, pero sí, yo creo que es algo que influye porque tener cuatro extranjeros y poder utilizar solo tres, eso es, como dirían acá en Argentina, una picardía. Tienes que sacar a uno, y en el partido es muy difícil o muy raro que saquen a un defensor central y metan otro defensor central. A no ser que sea por lesión o un cambio táctico, es como medio raro, porque lo más normal es que siempre se saquen los volantes o los delanteros, no los centrales o el arquero. Sí, yo creo que también habrán puesto eso en una balanza para decidir la continuidad de algunos jugadores.
¿Y la expulsión contra el Once Caldas influyó en algo?
Yo evalúo siempre una temporada por la totalidad de los partidos que he jugado, no solo por un caso puntual porque si no, si jugara un solo partido bien, la evaluaría por eso. No la evalúo así, no es mi personalidad, fue una expulsión que quedó ahí expuesta, pero yo, Nicolás Zalazar, no me evalúo por un solo partido.
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¿Qué es lo más positivo que se lleva de su paso por Barranquilla?
Desde el día uno, el trato y el respeto de la gente me sorprendieron. El primer semestre no me tocaba jugar y donde me cruzaba gente, la verdad que siempre me trató con respeto y con cariño, y eso uno lo valora porque antes de ser jugador uno es una persona. Me llevo eso de los hinchas del Junior. Y el staff del club, bárbaro también, uno siempre se lleva eso como persona. Siempre traté de ser educado con todos los que trabajan día al día en el club y con todo lo que hace grande a Junior.
¿Querías seguir?
Sí, tenía ganas. Tenía esa espina de arrancar la temporada de cero. Como que había agarrado un nivel, una confianza de poder seguir, pero hay cosas que exceden al jugador. Yo pienso, es lo que siempre me he enseñado, que el futbolista se defiende dentro de la cancha y esa es la manera de hablar del jugador. Las palabras solas se quedan afuera de la cancha apenas el árbitro da el pitazo inicial. Ahí es que uno tiene que hablar, adentro de la cancha. Traté de defender, de jugar, de demostrar que el club no se había equivocado confiando en mí y había acertado en mis condiciones. Traté de devolver eso, y sí, quería seguir por el arranque que tuve, más que nada, pero bueno, como ya dije, hay decisiones que exceden a jugador, son evaluaciones de la dirigencia. Es la regla del juego y uno la tiene que aceptar.
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