Mientras esperaba su turno para batear durante una práctica, Anthony Rizzo fingió un swing grande y después tiró lejos su bate y miró fijo hacia el terreno de juego.
No hay duda de que el toletero de los Cachorros vio el gesto de José Bautista tras pegar un portentoso jonrón contra los Rangers que puso a los Azulejos en la final de la Liga Nacional. Desde el clubhouse del Wrigley Field asomaron sonrisas socarronas.
Quienes disfrutan con ese tipo de actitudes, están de parabienes en los playoffs, en que tirar el bate lejos parece estar de moda.
Cuando se le preguntó el jueves por el gesto del dominicano Bautista, el novato de los Cachorros Kyle Schwarber dijo que le pareció 'estupendo'.
Los playoffs están en plena marcha y con ellos el debate en torno a qué festejos son aceptables y cuáles se pasan de la raya y constituyen provocaciones. A medida que los bates vuelan más alto, las discusiones cobran mayor intensidad.
Da la impresión que las nuevas generaciones son más tolerantes y tienden a pensar que todo depende de las circunstancias. El que un gesto sea ofensivo o no depende del momento y del lugar. Y los ganadores generalmente son más flexibles que los perdedores.
'No sé cuánto llevan haciendo esto. Pero ya es algo normal en el béisbol', declaró el mánager de Toronto John Gibbons.
'Mira lo que sucede en todos los deportes. Todos festejan más que antes', dijo Gibbons. 'En nuestro deporte en particular, si uno de tus muchachos pega un hit importante, a nadie le importa (lo que haga). Si eres del otro equipo, a nadie le gusta. Creo que no hay que prestarle mucha atención'.