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Generalmente, los avances en educación de un país se perciben como la clave para acabar con la desigualdad y para que los ciudadanos tengan las mismas posibilidades de crecer socialmente. Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad del Norte señala que la relación entre estas dos variables no es tan sencilla.

Los resultados del trabajo 'Movilidad social intergeneracional en la Región Caribe', realizado por el economista de Uninorte Jean Carlos Vega, evidencian que recibir una mejor educación no es significativo para que haya un asenso social de los individuos, pues esto no les garantiza mejores oportunidades en el mercado laboral o en la generación de ingresos.

De hecho, en Colombia se presenta mayor movilidad intergeneracional en educación (es decir, hijos con niveles de educación superiores a los de sus padres), en comparación con la movilidad en el ingreso y la ocupación (entendido como la probabilidad de que un hijo incremente su estatus económico respecto a su padre).

La movilidad social como resultado de la educación (medida por un índice entre 0 y 1, en el que entre más cercano a 1 se es más móvil), ha disminuido en el país de 0,76 en 2010 a 0,70 en 2012. En cuanto a la movilidad por ingresos y ocupación el índice es más bajo: 0,55 y 0,58, respectivamente. Esto da indicios de que las políticas e inversiones en educación deben complementarse con estrategias enfocadas a mejorar la estructura del mercado laboral.

En diversos estudios para América Latina, se observa que la movilidad social en Colombia es muy baja, semejante a la de Brasil e inferior a la de México y Chile. Lorenzo Zanello, investigador del IEEC de Uninorte, señala que desde una perspectiva de convergencia del desarrollo, Colombia está dos generaciones por detrás de Chile en movilidad social intergeneracional.

'Si bien estamos avanzando, lo estamos haciendo a ritmos más bajos, y por ende relativamente ineficientes, en comparación con países de la región'.

Movilidad social, instituciones y regiones. Si bien altos niveles de desigualdad en una sociedad están relacionados con pocas posibilidades de ascender socialmente, no se puede argumentar que la primera es la causa de la segunda, pues esto puede depende más del marco institucional de cada país o región.

'El impacto de las instituciones sobre la movilidad social tiene que ver con la repercusión y evolución a lo largo del tiempo de hábitos y conductas tanto individuales como sociales (a través de la especificación de normas) que son o no compatibles con el desarrollo y la modernidad', dice Vega.

En su estudio, Vega encontró que las disparidades regionales en movilidad social en el país son resultado del papel de las instituciones. Por ejemplo, la región antioqueña tiene más movilidad gracias a un liderazgo político adecuado, junto con una base industrial sólida que ha incentivado la actividad empresarial y el trabajo eficiente.

La región vallecaucana es donde las personas menos ascienden socialmente en términos de ocupación laboral del país, producto del clientelismo, la corrupción y la reproducción de clases para la manutención del poder político y los paquetes de recompensas en un grupo restringido de la población.

En el caso de la Región Caribe, la investigación muestra que hay bajos niveles de movilidad desde cualquier punto que sea medida, ya sea por ocupación (mantenimiento del estatus social), por ingresos (baja generación por mayoría de la población), o por educación (poca remuneración de logros educativos mayores).

A pesar del papel limitado que puede tener la educación en la movilidad social, hay que tener en cuenta que esta es la variable que más fácilmente puede impactar el gobierno, por lo que sigue siendo importante. Sin embargo, para Vega, no se debe pensar que ofrecer educación es necesariamente igualar las oportunidades, puesto que el esfuerzo en materia educativa debe verse cristalizado en el mercado laboral y en la generación de empleo.

Factor de ascenso social. Para que la educación impacte realmente en la movilidad social, Zanello considera que la estrategia debe ir orientada a la promoción de la educación preescolar, primaria y secundaria, tanto en cobertura y calidad.

Así como al incremento en la formación técnica y tecnológica para responder mejor a las necesidades del mercado laboral; fortalecer programas para el emprendimiento juvenil e implementar un mecanismo eficaz de financiación de la educación superior para aumentar la penetración.

Según Zanello, es preocupante que en Latinoamérica solo el 60% de las personas afirmen que el trabajo garantiza el éxito (en comparación con más del 80% en EEUU), y que 30% considere que la pobreza es resultado de la falta de esfuerzos por parte de la persona.

'Estos indicadores de percepción socioeconómica dibujan un escenario en el cual los latinos no creemos en la movilidad social'.