En el Cesar, de 1990 hasta la fecha, se han dejado de sembrar más de 150.000 hectáreas de cultivos transitorios, aseguró el presidente del Comité Agropecuario seccional, Dagoberto Poveda. Precisó que factores como la violencia, la falta de créditos, el mal estado de las vías terciarias, cambios climáticos, la apertura económica y hasta el contrabando de gasolina han incidido en la caída de los principales renglones del campo en este territorio.
Dijo que a comienzos de los 90 se sembraban 45.000 hectáreas de algodón, ahora escasamente se siembran 4.000; en arroz se sembraban 50.000 hectáreas ahora son unas 20.000; ha habido un retroceso y el único cultivo que ha tenido un crecimiento en el Cesar es la palma africana.
Además indicó que 'mientras no tengamos riego no seremos competitivos en nada'. Indicó que el sistema financiero debe prestarle más atención al campesino, facilitarle créditos y sumado a ello que exista transferencia de tecnología'.
Sostuvo que en los últimos 24 años se ha presentado una progresiva deserción de campesinos a la ciudad.
En el Cesar además de la reducción de los cultivos como resultado del aumento de los insumos, los altos costos de producción, las importaciones, el contrabando, los fuertes veranos, las plagas y las malas políticas de crédito, también se vivió entre la década del 90 y mitad de 2000 una arremetida de grupos armados al margen de la ley que provocó un desplazamiento masivo. Se estima que el departamento tiene unos 300 mil desplazados.
Se agudiza el problema
Esta situación se ha conjugado con fenómenos sociales como la informalidad. En el norte del Cesar, se produce un negocio que desestimula la reactivación de la producción agrícola, y es el contrabando de combustible que absorbe la mano de obra campesina.
El presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Valledupar, José Luis Urón Márquez, señaló que la situación es cada vez más creciente.
Dijo que son 10 millones de galones de combustible ilegal que mensualmente entran al Departamento y que se comercializan a través de cadenas de distribución en municipios como La Paz, Codazzi, Valledupar y El Paso.
El dirigente gremial manifestó que 'bajo el criterio de que no podemos enfrentar ese flagelo criminal porque está produciendo empleo; el Gobierno no se puede aliar con bandidos para bajar los índices de desempleo en este territorio'. Y afirmó que en consecuencia, 'el contrabando de gasolina nos viene sacando a nuestros campesinos de nuestros territorios, dejando de producir para engrosar un ejército de criminales. No más complacencia con esta actividad', afirmó.
La Paz, un caso especial
De acuerdo con un censo de la población dedicada al comercio informal de combustible en el municipio de La Paz, en Cesar, adelantado por la Universidad Popular del Cesar y el Centro de Investigaciones Sociales y Económicas, el perfil económico de esta localidad antes del boom de la gasolina de contrabando era netamente agropecuario.
En La Paz predominaban las siembras de maíz, sorgo, patilla, melón, ñame, yuca, soya, cebolla, plátano, café y aguacate, entre otros cultivos.
El estudio señala que para el desarrollo agrícola, este Municipio tiene un potencial de 79.700 hectáreas y solamente se explotan en esta actividad 9.123 hectáreas, es decir que unas 70.577 hectáreas de tierra están inactivas para el agro.
Precisa el informe que 'desde la crisis del algodón, no se han podido desarrollar grandes proyectos agroindustriales por falta de políticas públicas que jalonen las potencialidades de la zona en cuanto a clima, suelos, recursos, posición geográfica y ante todo su gente.
Como posibles soluciones, la investigación recomienda un plan que dinamice el sector agrícola con financiamiento de las necesidades de pequeños y medianos productores para la explotación de cultivos transitorios, anuales y permanentes; capacitación, asistencia técnica, seguros agrícolas, aseguramiento de fertilizantes, insecticidas y fungicidas.