Esta semana el Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico (Ocsa) de Uninorte presentó los resultados de la 'Encuesta de bienestar subjetivo del Área Metropolitana de Barranquilla (AMB)', cuyo propósito es medir el capital social desde las condiciones demográficas, económicas y sociales de la población de bajos ingresos. Para la muestra se encuestaron, durante agosto y septiembre de 2015, a 772 hogares clasificados en los niveles I, II y III del Sisben.
La encuesta incluyó ítems sobre participación cívica y percepción del grado en que pueden ser influenciadas, redes sociales y apoyo, confianza al ciudadano común y conocimiento sobre las instituciones formales y participación comunitaria. Además, comprende aspectos de involucramiento y voluntariado en grupos organizados.
A nivel de confianza, los resultados evidencian que los encuestados no son muy propensos a confiar en el ciudadano común. El 20,6% se ubicó en término medio en el nivel de confianza; solo el 3,2% no cree que se pueda confiar en las personas; y un 0,3% considera que se puede confiar mucho. No obstante, la confianza en las personas de la comunidad es bastante alta, y un 43% cree que es probable la devolución de pertenencias valiosas si se pierden en su propio barrio.
La encuesta mide el capital social, o las normas y redes sociales que facilitan la acción colectiva y le permite a las sociedades lograr objetivos en pro de la misma. Factores que se encuentran intrínsecos en el tejido social y cuyo análisis puede vislumbrar avances de las sociedades hacia el crecimiento económico.
Gleirys Amaya, coordinadora del Ocsa, señala que la medición del capital social se deriva de las relaciones que se desarrollan entre los individuos que comparten aspectos de la vida cotidiana y que favorecen las acciones colectivas en beneficio de su comunidad. 'Permiten la gestión eficiente de los recursos comunes a través de la implementación de normas, reglas, la participación y el control social', agregó Amaya.
Participación y redes sociales. De acuerdo con el Ocsa, la participación comunitaria arrojó resultados muy bajos. Solo 16,2% de los encuestados participa en algún grupo de interés, siendo más propensos a la participación en Puerto Colombia (30,2%,)y Barranquilla (20,2%). El municipio que presentó menor participación fue Malambo (4,9%).
Jairo Parada, profesor del IEEC de Uninorte, explicó que en general esto sucede porque las personas de ingresos bajos no cuentan con mucho tiempo libre entre los trabajos y los largos tiempos de transporte para llegar a sus empleos.
'En Colombia no hay casi sociedad civil, porque las personas los fines de semana tienden a visitar a sus familiares y amigos cercanos. No hay vinculación a juntas comunales, partidos políticos. Las personas viven atomizadas, contrario a lo que se plantea en los países desarrollados', señaló Parada.
Este pensamiento se relaciona con las redes sociales y de apoyo que se identificaron en los resultados de la encuesta, donde los círculos sociales de confianza son reducidos: entre una y dos personas de su entera confianza. En situaciones de ayuda, esta es solicitada a la familia en más del 70% de los casos.
Según Jorge Palacio, profesor de Psicología de Uninorte, la integración de la comunidad es muy complicada en la sociedad actual. Hoy en día las personas tienden a alejarse cada vez más unos de otros, ya sea por las redes sociales o por las tecnologías, y la esencia del capital social implica el acercamiento.
'Favorecer el crecimiento interpersonal genera la base del capital social para poder construir una mejor sociedad', afirmó Palacio.
Aumentar el capital social. Para Fabio Arias, jefe del departamento de Economía de la Universidad del Valle, quien fue invitado por el Ocsa a la presentación de los resultados, aumentar el capital social requiere promover los espacios de participación ciudadana. 'Que no sean tomados como una obligación sino que la sociedad acepte esta invitación de adentrarse, tomar y construir; los espacios de construcción se deben aprovechar', comentó.
Por su parte Mónica Sinisterra, jefe de Economía de Unicauca, considera que estos procesos deben empezar de a poco y dependen de un acompañamiento permanente y una coordinación del sector público para generar igualdad en los bienes personales que la gente disfruta.
'Hay un papel importante del estado para promover los mecanismos de participación ciudadana y de organización civil. Sin embargo, las mejores son las que nacen de las mismas personas. El gobierno debe promover pero se mantendrán las que tengan estímulo propio de las comunidades'.
Participación cívica es baja
Los resultados del Ocsa vislumbran una escasa participación comunitaria. Solo 9,2% de los encuestados colaboró con un grupo o partido político de acción ciudadana; el 4,6% participó en una petición de firmas para campaña; y un 2,3% fue parte de alguna manifestación civil autorizada, como una marcha. En el AMB la participación electoral parece ser el único mecanismo con resultados positivos: más del 70% de los encuestados se mostró dispuesto a votar en las pasadas elecciones. La mayoría (30,3%) porque consideraba que su voto podría ayudar a cambiar la situación de la ciudad y el país.