El aumento del salario mínimo legal (smlv) que el Gobierno fijó en diciembre, se queda corto para nivelar los ingresos de las familias en cinco ciudades del Caribe, frente al encarecimiento de sus economías. En Riohacha, San Andrés, Cartagena, Barranquilla y Sincelejo, el mínimo les alcanzará menos a los hogares, pues la inflación de 2015 fue superior al 7% que subirá el salario este año.
Según las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), el Índice de Precios del Consumidor (IPC) fue de 6,77% el año pasado, por lo que el presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, justificaron que el aumento del no fuera superior. 'El salario mínimo debe estar por encima de la inflación total, no se mira la inflación de un grupo u otro, sino el IPC total (...) que fue 6,77% y el aumento del salario mínimo fue del 7 %, es decir, cumplimos la norma', dijo Cárdenas el pasado viernes en entrevista radial.
Pese a ese argumento, la situación es crítica en la mayoría de las ciudades del Caribe, en donde los hogares pierden mayor poder adquisitivo. Según el Dane, la inflación de Sincelejo y Barraquilla, segunda y tercera más altas del país, fue de 7,78% y 7,65%. Les siguen Cartagena, San Andrés y Riohacha, con 7,40%, 7,25% y 7,11%, respectivamente.
Lo más preocupante es que la inflación de los hogares con los ingresos más bajos fue aún superior: por ejemplo, en Sincelejo fue de 8,41%, en Barranquilla de 8,33% y en Montería de 8,23% (Ver gráfico).
'Con el aumento del 7% en el salario mínimo, los trabajadores salen perdiendo algo mas del 3% el año pasado, mientras que para 2016, las expectativas no son favorables', señala Jairo Parada, Economista, PhD de la Universidad del Norte.
Para Dewin Pérez, director del Observatorio del Mercado Laboral de Cartagena y Bolívar, más de 60% del gasto de los hogares lo absorben los alimentos y la vivienda, que son componentes que pesan mucho en el cálculo de la inflación. 'La inflación para ingresos bajos durante 2015 fue 7,26% (nacional), lo que muestra que, de entrada, desde enero se evidencia un gran deterioro de la capacidad de compra del salario del 60% de los trabajadores', señala.
En el caso de la región Caribe, los alimentos han sido los principales jalonadores del encarecimiento, por dos principales razones: primero, la menor oferta por siembras que se han dejado de hacer al ritmo de años anteriores, debido al Fenómeno de El Niño. Segundo, el alza del dólar que ha encarecido los comestibles e insumos que importan los productores locales.
En el primer caso, el Dane señala una caída en el abastecimiento de alimentos en varias centrales del país. Por ejemplo, en Barranquilla (Barranquillita y Granabastos), cayó 10,01%.
En total, el suministro nacional pasó de unas 82.000 toneladas en noviembre pasado a menos de 62.000 toneladas durante la primera semana del año.
Orlando Jiménez, presidente de Undeco, señala que los alimentos perecederos son los que más han subido y asegura que este efecto se siente más en la costa porque hay muchos alimentos que no se siembran en la Región y se deben traer de otras zonas del país, así que hay que sumarles los costos de transporte. Ese ha sido el caso del abastecimiento del ñame y la papa que, junto a otros tubérculos, raíces y plátanos, ha caído en un 30,54%.
'Para el Caribe, la situación es mas delicada, pues la inflación para los mas pobres alcanzó el 10%, lo cual augura un deterioro de los ingresos reales. La Region no logra abastecerse de alimentos y debe traerlos del interior o importarlos. Por ello, la medida estatal va a deteriorl la demanda de los hogares del Caribe, frenando el consumo', agrega Parada.
En cuanto al dólar, el aumento ha sido por las importaciones de los alimentos, como el arroz o frutas, y los insumos que utiliza la industria. 'El Índice de Precios al Productor (IPP), otra medida de inflación pero que refleja las variaciones de precios de los productos al por mayor, durante 2015 se incrementó en 5,5%, mientras que el componente de los bienes importados aumentó en 18%, lo que podría interpretarse como el aumento de los costos de los empresarios que producen bienes con insumos importados', agregó Pérez.
Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, señala una tercera razón al aumento de los precios de los alimentos: la especulación de los sectores, un tema frente al cual considera que no se han tomado suficientes medidas.
Proyecciones para 2016
Aunque el Gobierno Nacional ha destacado en varias ocasiones sus esfuerzos para reducir la pobreza en el país, los analistas consideran que el detrimento del poder adquisitivo de los hogares en el Caribe va a seguir este año y contribuirá a empeorar la situación de los pobres. 'La política económica aplicada olvida que los salarios no son solo un costo, sino un factor de demanda. No es de extrañar que la pobreza vuelva a aumentar en el Caribe, se frene la dinámica económica que hemos tenido en sus mas importantes ciudades', señala Parada.
El panorama es agravante si se tiene en cuenta que las ciudades de la costa tienen un alto índice de informalidad y millones de personas viven en condiciones de pobreza monetaria.
En materia laboral, Barranquilla es la ciudad con menos porcentaje de informalidad con un 54% y la más alta son Sincelejo y Santa Marta, que alcanzan 66% y 64%, respectivamente.
En cuanto a la pobreza monetaria, el panorama más negativo en el Caribe lo tiene La Guajira. El Dane reveló que 24,8% de la población del departamento vivía en la pobreza extrema en 2014 (ganan menos de $100.278 al mes), mientras que otro 53% estaba en la pobreza (ingresos inferiores a $302.779 al mes).
'Riohacha es una de las ciudades cuyo comportamiento es más preocupante por el constante deterioro en la calidad de vida. Es la ciudad del Caribe con el mayor desempleo, 10,9%, subempleo de 38% e informalidad laboral de 61,2%' agrega Pérez.
A La Guajira le sigue Magdalena, en donde la comunidad en pobreza extrema es 13,6% y en pobreza es 48,1%. Este panorama tiene una relación con la informalidad empresarial, analiza el economista Gustavo Pacheco. 'Una persona que trabaja de forma independiente lo hace en una empresa informal. En la medida en que un departamento, territorio o ciudad tiene niveles de pobreza más altos, también tiene mayor informalidad. Hay una correlación'.
Más aumentos, menos ingresos. Además de los aumentos de 2015 que el alza del mínimo no logra nivelar, hay que sumar la inflación proyectada para este año, que no genera mucho optimismo, pese a las medidas que ha tomado el Banco de la República con el aumento de las tasas de interés.
Mientras que el Gobierno cree que el IPC podría llegar a 4,5% en 2016, los analistas estiman que el aumento será aún superior a 7%.
Joseph Daccarett, analista económico, señaló recientemente a EL HERALDO que solo durante el primer trimestre, la inflación acumulada sería de 3,5%, debido a represamiento que hay en los costos de la industria que deberán trasladarse al bolsillo de los colombianos.
Esto llevará a que el dinero de los costeños pierda más poder adquisitivo en 2016. Eso, sin tener en cuenta que la tendencia seguiría en 2017, cuando se sumen los nuevos impuestos que creen el Ejecutivo y el Legislativo este año, mediante la reforma tributaria estructural.
Entre los más polémicos que se han conocido están el aumento del IVA de 16% a 19% y gravar con este mismo impuesto alimentos como el arroz y la leche, así como los libros y cuadernos.
'No estamos de acuerdo con el que el IVA se aumente a la canasta familiar y los libros, como se recomendó, porque esa es una forma de mantener y aumentar las brechas sociales que ya tenemos', agregó Quintero.
¿Salario regionalizado?
La posibilidad de volver a tener un salario que no sea unificado para todo el país ha estado sobre la mesa en varias ocasiones, sin embargo, no han habido resultados. 'En la actualidad, mientras que en Colombia existe un único salario mínimo, en Costa Rica son alrededor de 20 salarios distintos, seguido por El Salvador con 14, Honduras con 40 y Panamá con 40', destacó el Banco Davivienda en un informe del año pasado.
Es por ello que vale la pena abrir una vez más el debate sobre un salario mínimo en Colombia que se ajuste a las condiciones de las regiones o a los niveles de productividad de algunos sectores. 'Eso sería justo y es una de las discusiones que se planteó en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales. Hay muchas condiciones que se pueden considerar como que las regiones son diversas, o que hay sectores productivos que tienen diferentes dinámicas de crecimiento. La Comisión tendría que crear una agenda para eso y buscar soluciones que no afecten la rentabilidad de las empresas, pero que mantenga un ingreso justo para los trabajadores'.
Con esta posibilidad en la mira, pero sin fecha para el debate, los hogares de la Costa tendrán que ‘estirar’ al máximo el mínimo para la plata les alcance este año, en medio de todos los gastos adicionales que tendrán que asumir.
Barranquilla: 7,65%
Pese a que Barranquilla es centro de atracción de inversión tanto pública como privada, sus indicadores muestran que hay mucho por hacer en el tema social. Según el Dane, la inflación en 2015 se ubicó en 7,65% y ocupó el tercer puesto entre las ciudades donde más se encarece la vida. Solo la sobrepasan Manizales (7,97%) y Sincelejo (7,78%). Por niveles de ingreso, la inflación para las familias de ingresos bajos fue 7,12%, mientras que en las de ingresos medios fue de 8,13%. Estos aumentos se deben, principalmente, a los costos de los alimentos (10,55%) y vivienda (8,90%). A esto hay que sumar que la ciudad tiene uno de los niveles más altos de informalidad en el mercado (53%), pese a que suele ubicarse entre las capitales con el menor desempleo. De las 882.000 personas que estaban ocupadas a noviembre pasado, 409.000 estaban en la formalidad, mientras que 473.000 eran informales. Jairo Parada, PhD y economista de la Universidad del Norte, asegura que un ajuste de 7% en el aumento del salario mínimo contribuye a 'empeorar la situación de los pobres'.
Según la distribución del DPS, en 2014, 18,9% de los barranquilleros era pobre, es decir que unas 370.176 personas ganaban menos de $316.825 (si se utiliza la población proyectada del Dane para ese año). Algunos expertos como el economista Salomón Kalmanovitz consideran que a este grupo se le podría denominar la clase en pobreza extrema, una clasificación que el Dane otorga a las personas que ganan menos de $100.278 al mes, o aquellas familias que devengan menos de $401.112 mensuales. Según el DPS, otro 49,2% correspondía a la clase media vulnerable (o pobres, considera Kalmanovitz), es decir, aquellos que ganan entre $316.826 y $792.063 mensuales. 30,1% y 1,8% restantes correspondían en 2014 a los barraquilleros en clase media consolidada ($792.063-$3.960.315) y clase alta (más de $3.960.316), de acuerdo con el DPS. Si se suman la clase pobre y la clase media vulnerable, no solo en Barranquilla, sino en el país, se consolida la tradicional clase pobre, agrega el experto. 'Lo importante es que la clase media ‘vulnerable’ o emergente es 37.6% del total, mucho más que la presuntamente consolidada. Es un eufemismo llamar a los pobres clase media emergente. Si sumamos pobres-pobres con pobres clase media, obtenemos el viejo dato de que 68% de la población colombiana es pobre y que 57% yace en la informalidad', concretó.
Riohacha: 7,11%
Amas de casa, padres de familia y vendedores se quejan en La Guajira por los altos precios de frutas y verduras, así como de otros productos de la canasta familiar. En el mercado viejo de Riohacha, el vendedor Yorlis Muñoz, asegura que aunque los clientes saben que todo está caro, se quejan pues piensan que son ellos quienes suben los precios. 'Todo ha subido y muchos productos hasta el doble como la papa, la zanahoria y el tomate', afirma. Dice que, por ejemplo, el lulo que se vendía a $2.500 ahora se vende a $4.000, o la yuca que estaba en $800 ahora está en $1.500. Nalfis Atencio, ama de casa, afirma que 'con lo que compraba con $50.000 ahora me gasto alrededor de $80.000'. Asegura que subió la cebolla de $1.000 a $2.000 la libra, la papa que estaba a tres libras por $2.000 y ya está la libra a $.1000. Jorge Pérez, otro comprador que también buscaba varios productos y alimentos en el mercado, aseguró que subió la maracuyá, la lechuga, la naranja, la mora, el plátano, entre otros productos. 'Todo está el doble de caro y esto hace que los pobres seamos más pobres y los ricos se vuelvan más ricos', aseguró. De acuerdo con las cifras del Dane, la inflación de Riohacha se ubicó en 7,11% en 2015 y ocupó el octavo puesto entre las ciudades con las principales variaciones de precios el año pasado. De acuerdo con las clasificaciones sociales de 2014 del Departamento de la Prosperidad Social (DPS), 60,2% de la población en Riohacha era pobre, es decir que ganaba menos de $316.825 al mes. Otro 31,3% son clase media vulnerable, es decir, hogares que ganan entre $316.825 y $792.063 mensualmente. En cuanto al mercado laboral, el Dane registró que a octubre habían 91.000 personas ocupadas, de las cuales 35.000 eran formales y otros 56.000 estaban en la informalidad, es decir, 61,6% del total de la población ocupada.
Cartagena: 7,40%
En el mercado de Bazurto, la principal plaza de minoristas y mayoristas de la ciudad, los comerciantes dijeron que si bien en diciembre hubo una especie de estabilidad relativa en los precios de los productos de la canasta familiar, una vez inició el nuevo año, hubo incrementos. Edinson Ortega, quien lleva 20 años vendiendo legumbres en Bazurto, dijo que la situación es complicada, que los compradores se quejan y que las ventas se les han disminuido por los incrementos de los precios, entre un 10% a 20%. 'Lo que hace ahora la gente es comprar menos, para que la plata rinda', cuenta Manuel Rodríguez, con 15 años en el mercado. En los mercados mayoristas dijeron que la caja de tomates que estaba en $40.000 pasó a $75.000, casi el doble. La paca de 12,5 kilos de arroz, entre tanto, subió $3.000. Otro productos que han sufrido alzas por la sequía son la yuca y el ñame. Un kilo de yuca que estaba en $1.000 ahora cuesta entre $1.500 y $2.000, mientras que el aguacate pasó de $3.000 el kilo a $5.000. Según las clasificaciones sociales del DPS, a 2014, 19,7% de la población era pobre, 43,6% estaba en la clase media vulnerable, 10,8% era clase media consolidada y 2,5% restante era clase alta, es decir, personas que ganan más de $3.960.315 mensualmente. Esto ayudó a que la inflación de la ciudad se ubicara en 7,40% en 2015, según el Dane, pues el encarecimiento de los alimentos fue 10,61%. Le siguieron los aumentos en vivienda (8,90%), salud (6,21%), diversión (5,57%) y vestuario (4,90%). Hay que destacar que, según el DPS, la población pobre de Cartagena era 19,7% en 2014, mientras que la clase media vulnerable es 43,6%. A la clase media consolidada y clase alta corresponden 34,2% y 2,5%, respectivamente.
Sincelejo: 7,78%
Para Karime Month Juris, directora de Fenalco en Sucre, los índices de inflación han aumentado en Sincelejo por el Fenómeno de El Niño, pues algunos alimentos escasean por esa situación y el precio se incrementa para los pocos que quedan en el mercado. De igual forma hay aumento en el precio de los arriendos y viviendas porque el valor del terreno es mayor debido a las mejoras que prometen en lo que respecta a vías, transporte público y servicios públicos. 'Esto afecta y sobre todo a aquellos que viven con un salario mínimo pues tienen que comprar alimentos mucho más costosos, además el pago de arriendo o poder comprar casa le resulta complicado porque son muy limitado los ingresos', dijo Month. Uno de los que padece el alza en la canasta familiar es Ángel Gamarra, quien desde hace 18 años abrió su restaurante, 'El Cacique', donde también es cocinero. Asegura que el mínimo le es insuficiente, a él y a cualquier persona, de ahí que muchos deben prestar al interés para sobrevivir. Manifestó que la libra de carne pasó de $5.000 a $6.000, el arroz, de $1.400 a $1.800, un kilo de verdura costaba $2.500 y ahora $6.000. 'A nosotros nos ha tocado aumentar mil pesos las comidas para medio sostener el negocio, porque esto está es malo', acotó. Gamarra dijo que este fenómeno no es por causa del Niño, sino que hay muchos que se hacen pasar por desplazados y dejaron el campo solo, y no hay producción.
San Andrés: 7,25%
Junto a La Guajira, la situación de San Andrés es una de las más preocupantes de la Región Caribe y el resto del país, no solo por el encarecimiento de los precios, sino porque hay varios indicadores de su economía que no son registrados por el Gobierno Nacional. Es por ello que al mismo Ejecutivo le resulta difícil establecer las condiciones y necesidades reales de su población, y destinar los recursos y programas necesarios para atender a la comunidad. Por ejemplo, la segmentación de las clases sociales que realiza el Departamento de la Prosperidad Social (DPS), que se determina según los ingresos promedios de la población, no incluye a San Andrés. De igual forma ocurre con el Índice Departamental de Competitividad (IDC) que realizan anualmente el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario. En palabras de la presidenta del Consejo, Rosario Córdoba, uno de los retos que se ha puesto la entidad es incluir a San Andrés y Providencia en los próximos años, en la medida que puedan conseguir las cifras que se utilizan para realizar el ranking que hoy incluye a 25 ciudades capitales. Entre los datos que suministró el Dane sobre el encarecimiento de la vida en la isla destaca que su inflación fue de 7,25% en 2015, con lo que se ubica en el sexto puesto entre las 24 ciudades que publicó el Departamento. Por sectores, lo que más costó para sus habitantes fueron 'otros gastos' (14,31%), una línea en la que el Dane incluye las bebidas alcohólicas y cigarrillos, artículos para el aseo y cuidado personal; así como otros bienes y servicios. A ese indicador le sigue el encarecimiento de la alimentación (11%), la salud (5,67%) y vivienda (4,82%), entre otros. El mercado laboral lo componen unas 43.000 personas que a octubre estaban en edad de trabajar, de acuerdo con el Departamento. De esas, hay 30.000 personas económicamente activas, de las cuales 28.000 están ocupados, mientras que otras 2.000 están desocupados. En materia de formalidad e informalidad, el Dane no presenta los desagregados para San Andrés.