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En Colombia, según cifras de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) de Profamilia, el 19,5% de las adolescentes entre los 15 y 19 años han sido madres o se encuentran en estado de embarazo; fenómeno que se evidencia en una mayor pobreza, deserción escolar en edades tempranas y violencia sexual, entre otros.

En general, las mujeres que tienen un embarazo a temprana edad son más propensas a abandonar el colegio, depender del asistencialismo público y mantener ingresos inferiores a los padres. Además, la alta incidencia de embarazos adolescentes sugiere que el control que las mujeres tienen sobre sus propias vidas y su capacidad para trabajar por alcanzar sus metas podría ser bajo; otro limitante para superar la pobreza y desigualdad.

El Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico (OCSA) de Uninorte, realizó un análisis de la situación de las mujeres entre 19 y 45 años que fueron consultadas en su Encuesta de Bienestar Subjetivo de 2015 para población perteneciente a los niveles I, II y III del Sisben en el Área Metropolitana de Barranquilla (AMB), enfatizando en la comparación entre aquellas que afirmaron haber sido madres durante su edad adolescente frente a las que no tuvieron hijos o los tuvieron después de sus 19 años. Los resultados se presentarán en la Jornada Académica que tendrá lugar este 31 de marzo en la Universidad.

(Ver infografía)

Embarazo a temprana edad. Más allá de las cifras, el embarazo adolescente sugiere romper con el proceso de movilidad social, pues genera vinculación temprana al mercado laboral como consecuencia de la deserción escolar y riesgos para la salud de las madres gestantes; factores asociados a círculos de pobreza.

De acuerdo con Paola Roldán, directora del OCSA, si bien el embarazo a temprana edad ocurre en todos los niveles socioeconómicos, diversos estudios señalan que el incremento en la maternidad adolescente se correlaciona con la pobreza. 'Para Colombia se ha encontrado que las bajas expectativas de movilidad social y características del hogar como separaciones y ausencia de la madre, aumentan el riesgo de que las adolescentes se embaracen', explica Roldán.

Las cifras. Los datos tomados de la encuesta dejan entrever que el 49% de las mujeres entre 19 y 45 años residentes en el Área Metropolitana de Barranquilla, viven en hogares de estrato 1. Sin embargo, mientras el 61% de las mujeres que fueron madres adolescentes pertenece al estrato más bajo, solo un 47% de las mujeres que no fueron madres adolescentes pertenece a este estrato. Asimismo, se observa una mayor proporción de mujeres que no fueron madres a temprana edad dentro de los estratos 2 y 3 (53% en total), comparado con las mujeres que tuvieron hijos antes de los 19 años (39% en total).

Similar ocurre al analizar los niveles de estudio, donde el ser madre durante la adolescencia parece disminuir las posibilidades de acumular mayores niveles de capital humano y la consecución de buenas posiciones laborales que permitan obtener mejores ingresos para el hogar.

Para el AMB, el 38% de las mujeres que no fueron madres adolescentes logró un nivel educativo técnico o universitario, en comparación con las mujeres madres adolescentes de las cuales solo el 16% alcanzó estos niveles. De manera similar, solo el 15% del primer grupo alcanzó hasta primaria o secundaria, mientras que para las mujeres quienes tuvieron su primer hijo en la adolescencia, este porcentaje aumenta hasta el 32%.

¿Determinante de la pobreza? Ser madre adolescente parece influir en la situación económica actual, sin embargo las cifras de pobreza se deben analizar bajo lupa, teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas iniciales de los hogares de las mujeres previas a la maternidad.

'A pesar de que la maternidad temprana es un evento que puede cambiar en el corto plazo los planes de vida de las adolescentes al aplazar sus estudios y probablemente acelerar su ingreso al mercado laboral, sus condiciones sociales y económicas de largo plazo están asociadas en mayor medida con las características de los hogares de sus padres', comenta Roldan.

En esto concuerda, Paula Martes, economista y consultora de las áreas de programas, monitoreo y evaluación de la oficina regional para América Latina y el Caribe de 'Save the Children'. Según Martes, es posible que la maternidad temprana sea un influenciador hacia una mayor autonomía e ingresos.

'Se suele distinguir entre diversos tipos de embarazo adolescente, por lo que no siempre representa vínculos con la pobreza en el largo plazo. Por ejemplo, en contextos de altos niveles de pobreza, bajos niveles de educación y empleo, las mujeres suelen tener un nivel de empoderamiento bajo, y es en este tipo de contextos que el ser madre se configura como un proyecto de vida que les garantiza un rol activo dentro de la sociedad', explica Martes.

Nuevos hogares. Los resultados parecen indicar una mayor creación de nuevos núcleos de hogar por parte de las mujeres que fueron madres durante su adolescencia. Así, 40% de las mujeres que dieron a luz antes de sus 19 años viven actualmente con su pareja y un 28% son madres cabezas de familia, mientras que aquellas que no presentaron embarazo adolescente, se han mantenido dentro de su núcleo familiar inicial por más tiempo como hijas (39%) u otro pariente relacionado con el jefe del hogar (12%).

Vinculación informal. Un punto crítico del embarazo adolescente es su limitante con las oportunidades en el mercado laboral. 'Es muy probable que los adolescentes accedan a empleos no estables y de baja remuneración, aunque no está únicamente determinada por la maternidad temprana', dice Martes. Las cifras en el AMB indican que del 47% de las mujeres se encontraba laborando, un 38% de las madres adolescentes no tenía ningún contrato para realizar su labor en comparación con el 24% de las mujeres que no fueron madres en su adolescencia.