A pesar de que los indicadores del mercado laboral de la Costa Caribe presentan un buen desempeño, como la tasa de desempleo que en ciudades como Barranquilla y Cartagena está entre las más bajas del país, preocupan otros que muestran el número de personas que trabajan por cuenta propia en actividades de baja productividad en la denominada economía del rebusque, el subempleo, la informalidad, la falta de la debida protección social al trabajador y su familia, entre otros aspectos. Así lo indica un análisis del mercado laboral de la región Caribe elaborado por el Observatorio del mercado laboral de Cartagena y Bolívar, que dirige Dewin Pérez.
En el más reciente informe del Dane, Barranquilla fue la ciudad con la menor tasa de desempleo del país en el trimestre febrero - abril de 2016 con 8,1%; Cartagena fue la segunda con 8,3%; les siguen Sincelejo con 10%; Santa Marta 11%; Montería con 11,6%; Valledupar con 11,7% y Riohacha con 14,8%.
'Tenemos que avanzar en la búsqueda de un mercado laboral que permita que el crecimiento de las economías regional y locales contribuyan a que a la gente le vaya bien cuando a la economía le va bien', señala Pérez, quien además es director del programa de Economía de la Universidad de Cartagena.
Indica para lograr este objetivo se deben identificar los retos y prioridades que permitan abordar la problemática del empleo en la región poniendo énfasis no solo en la oferta y la demanda de empleos sino también en los mecanismos institucionales que permitan una mejor interacción entre estas dos fuerzas del mercado de trabajo.
Los retos desde la oferta
Para mejorar las posibilidades de que las personas que buscan empleo puedan obtener un puesto de trabajo con mejores condiciones, el Observatorio asegura que debe aumentar el nivel educativo, no solo en términos de cobertura sino en calidad.
En promedio más del 50% de la población trabajadora masculina y más del 40% de las trabajadoras tiene a lo sumo el grado de bachiller, evidenciando bajos niveles de formación de la población trabajadora, por lo que su productividad laboral es baja, lo que lleva a que estas personas tengan barreras y limitaciones para encontrar aplicación en los circuitos formales de la dinámica económica, correspondiéndoles en la mayoría de los casos, trabajar en actividades informales que les garantizan ingresos precarios.
El reto identificado es que la educación debe ser integral y centrase no solo en las competencias relacionadas con el saber y el saber hacer, sino en las competencias relacionadas con el ser.
Pérez afirma que se requiere avanzar en una mayor articulación entre el sector educativo y el sector productivo y que los programas académicos se diseñen teniendo en cuenta los cambios del entorno local, regional, nacional e internacional, además destaca la importancia de que los trabajos tengan una remuneración adecuada.
El papel de la demanda
El análisis de las ciudades capitales de la región Caribe permite determinar que tienen una estructura empresarial en donde más del 90% de las empresas existentes son microempresas, situación que es mucho más marcada por fuera del triángulo Cartagena-Barranquilla-Santa Marta.
Indica que en estas microempresas hay problemas de capital humano, tecnología, capital, entre otras falencias, que las acercan más a ser una economía de subsistencia que de acumulación, por lo que se requiere en el mediano plazo mejorar este tipo de estructura, avanzando en los procesos de formalización empresarial. 'Es muy importante trabajar duro los encadenamientos productivos en nuestra economía', agrega Pérez.
Señala que debe haber un gran compromiso del empresariado regional, del sector púbico y la academia con el tema de calidad del empleo. En la Costa Caribe, los sectores más importantes en la generación de empleo, son los que representan los menores índices de calidad del empleo.