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Tres años de seducción a nativos y foráneos cumplió Cucayo desde que abrió sus puertas en la ciudad. Este restaurante de comida típica barranquillera atrae a sus comensales no solo por sus delicias gastronómicas sino por una atractiva y colorida decoración que lo relaciona con la Arenosa de antaño, la de la cultura picotera y de bordillo.

Nancy Cabrera, chef con 30 años de experiencia y con un nombre hecho en el mundo de la pastelería, decidió abrir en 2013 el primer Cucayo para ofrecerle al extranjero un lugar donde se recreara la Barranquilla auténtica. Tres años después de esta apertura, el negocio crece, cuenta con una nueva sede, amplía la oferta y sigue atendiendo a 'fartos, pupys, corronchos, bollitos, recocheros, mañés, pantalleros, rayúos, presidentes, tinteros' y a todo el público en general, así como plasma ‘La niña Nancy’ en la carta del restaurante. +NEGOCIOS (+n) habló con esta empresaria que apuesta por lo local y en un futuro no muy lejano plantea cruzar fronteras con Cucayo.

+n· A finales de 2013 se dio apertura al primer restaurante Cucayo y tres años después este ya cuenta con una nueva sede. ¿Qué tal ha sido la experiencia?

Nancy Cabrera· Tres años vendiendo no solo comida sino experiencias nos llevó a abrir una nueva sede. No me gusta Napoleón como personaje, pero me gusta una frase de su autoría que es: 'Vísteme despacio que tengo prisa'. En el negocio tratamos de que todo sea calculado, estudiado. Cuando se presenta la oportunidad de hacer una inversión, se hace. En este mundo de la gastronomía uno es un entretenedor de la gente y Cucayo nace de la necesidad de poder ofrecerle al extranjero y al nativo un lugar en el que se mostrara la Barranquilla auténtica, la mayorista, la juniorista, la carnavalera, la ciudad de la gente alegre.

+n· ¿Cuándo se abrió esta nueva sede y qué tal ha sido la acogida?

NC· Esta sede se abrió a mediados de marzo y la acogida ha sido excelente, pues además tiene ambiente nocturno. Abrimos al mediodía y de 6 p.m. en adelante. Tenemos música y a la gente le encanta porque es rico, es lo nuestro. Este restaurante despeja. Allá es donde debe ubicarse el inversionista: tiene que pensar en el cliente no solo como comensal sino como ser, como esencia.

+n· ¿Cuánto es la inversión de un restaurante como este, en el que parece muy común el diseño, pero, a la vez, es poderosamente llamativo?

NC· En un restaurante se tienen inversiones grandes. No es solo lo palpable, lo que se ve sino todo lo que abarca el mundo de la gastronomía. Hay que entretener a la gente, hay que estar detrás bambalinas, estar pendiente de las mesas, del servicio, además de esto hay que consultar a diario abogados, secretarias (...) En esto se invierte, desde antes de producir, en nómina, y eso es bastante. También se invierte en diseñadores, arquitectos, coloristas, paisajistas, albañiles, maestros de obra, menaje, insumos. La inversión está por alrededor de los $1.000 millones.

+n· ¿Podría ampliar esto del entretener a la gente?

NC· Uno en un restaurante no vende comida. Nancy Cabrera tiene algo especial: como chef me entrené y estoy en el año 30 de mi profesión; trabajé en la capital del mundo, Nueva York, en Europa (…). Tengo una experiencia puntual, profesionalmente hablando, pero lo que se vende es la experiencia. No importa que tengas un espacio con cuatro paredes blancas, tienes que ser muy puntual, el público te tiene que entender el mensaje, pues esa es tu verdadera inversión, ese es el negocio. El negocio no es cuánto te gastes, cuánto inviertas, el negocio es cuánto quieres producir, a dónde quieres llegar. En esos no enfocamos. Para mí, esa es la base de Cucayo.

+n· ¿Hacia dónde proyecta Nancy Cabrera la marca Cucayo?

NC· La meta es infinita, pero ahora mismo tenemos una sede nueva que merece toda la concentración. Después de que esta sede tenga piloto automático, se sigue con el siguiente proyecto. Yo trabajo así. Uno busca la oportunidad, pero este es un arte, un entretenimiento al que hay que tenerle cuidado, hay que respetarlo. La oportunidad la miramos cuando esta sede esté bien sólida.

+n· ¿Con cuál negocio se queda: pastelería o Cucayo?

NC· Son dos hijos (negocios) que tengo, un niño y una niña. Y a los dos les doy la misma atención y el mismo cariño.