Al tiempo en que se formaban los Alpes y el Himalaya y en que acontecía el enfriamiento global que daría paso a las primeras glaciaciones, a 30 kilómetros de Barranquilla, se formaban las rocas que hoy almacenan gas natural. Estas tienen la misma edad del Eoceno, época geológica de la tierra.
El hallazgo de gas en el pozo Bullerengue Sur-1 (nombre asignado por el geólogo), cerca a Sabanalarga, Atlántico, fue confirmado por la compañía filial de Ecopetrol, Hocol, en diciembre de 2016.
El primer pozo de gas que operaría en el departamento fue perforado con éxito entre el 18 de noviembre y el 7 de diciembre. Este procedimiento, denominado perforación exploratoria, es el que permitió establecer de manera definitiva la existencia de gas en el punto escogido para perforar. Y se pudo realizar luego de hacer estudios en el subsuelo, que se conocen como sísmica.
En un comunicado, la firma informó que se encontró 'arenas con gas natural en varios intervalos (...)'. Esto quiere decir que el yacimiento tiene buenas cualidades y presencia del hidrocarburo. Cuando mencionan intervalos se refieren a que 'en un yacimiento tenemos capas de roca productoras y capas de roca no productoras. Los intervalos hacen referencia a las capas productoras'.
Hocol, en este momento, realiza pruebas de producción (que siguen a la perforación exploratoria; cuando ya se ha comprobado la presencia de hidrocarburos) para tener certeza del yacimiento. Explican los técnicos de la filial de Ecopetrol que consisten en 'un proceso por el cual se obtiene información del yacimiento, que nos permite evaluar el comportamiento del pozo y los volúmenes de hidrocarburo que va a producir'. Así como la tecnología requerida para extraerlos, antes de considerar si vale la pena iniciar la siguiente etapa (fase de desarrollo o producción).
Dichas pruebas son realizadas por los ingenieros de producción de la compañía operadora estadounidense Lewis Energy —Hocol tiene una participación del 50% en bloque donde se encuentra el pozo y el otro 50% lo tiene Lewis Energy—.
La dificultad de estas pruebas radica en que para entender el comportamiento del yacimiento se debe registrar el comportamiento de la producción a diferentes tiempos y cantidades, 'para tener una información cierta y real, para tomar decisiones y conocer la estructura del yacimiento', señalan los técnicos.
Se considera que en la zona puede haber más gas y, por tanto, se están realizando nuevas perforaciones exploratorias. En este sentido, señalan: 'el primer pozo es un punto de control en una estructura que puede llegar a tener kilómetros de extensión, así que se requiere realizar varios pozos exploratorios para delimitar la extensión del yacimiento'. Si se comprueba que hay gas en las siguientes perforaciones, se realizarían, así, nuevas pruebas exploratorias.
sobre perforación exploratoria. De acuerdo con información de Hocol, la perforación exploratoria consiste en hacer un pozo muy estrecho y profundo, que puede llegar hasta 4.000 metros (13.000 pies) debajo del suelo.
El taladro para perforar el subsuelo está montado sobre una torre metálica y requiere unas instalaciones especiales, denominadas campamento.
A medida que se avanza la perforación, se analizan las rocas y los minerales que allí se encuentran. Al mismo tiempo, las paredes del pozo se van sellando con doble protección de acero y concreto, de manera que no exista riesgo alguno para las aguas superficiales, las de los nacimientos, la vida y las construcciones existentes.
Al completar la perforación se comprobará si hay o no presencia de petróleo, de gas o de ambos. Si al perforar se comprueba la existencia de un yacimiento de hidrocarburos, se deben hacer nuevos análisis y trabajos.
Fase de producción. Una vez hallado el hidrocarburo y cuando se ha entendido el comportamiento del yacimiento, se perforan pozos de producción; a través de los cuales se drena la acumulación de hidrocarburos en el yacimiento. Esa producción es la que finalmente se comercializa.