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Para 2016, la línea de pobreza en Colombia se fijó en $241.673, es decir que los hogares que están por encima de esta línea de ingresos no se consideran pobres. Según cifras del Dane, el 28% de la población colombiana tiene ingresos inferiores a esta cifra, lo que representa un aumento en 0,72% con respecto al 2015.

La línea de pobreza extrema se fijó en $114.692, que representa el costo per cápita mínimo de la canasta básica de alimentos. Para 2016 la proporción de la población que estuvo por debajo de la línea de pobreza extrema o que se encontró en condición de 'indigencia' fue de 8,5%; en 2015 fue de 7,9%.

En las cabeceras urbanas, la incidencia de pobreza extrema alcanzó a un 5,6% de la población; superior al 4,9% registrado el año anterior. En los centros poblados y rurales esta proporción triplicó al de las cabeceras urbanas: la población en condiciones de pobreza extrema fue de 18,1% (sin variación respecto al año anterior).

Para la región Caribe el panorama no es favorable. Con excepción de Barranquilla, que pasó de 22% a 21% en 2016, la situación en las otras ciudades no mostró mejorías. Montería, por ejemplo, presentó un aumento de 23 puntos porcentuales en la pobreza (31% en 2016); igualmente, Cartagena pasó de 26,2% en 2015 a 29,1% en 2016.

A la región tampoco le va bien si se le compara con ciudades del interior del país: Bogotá, Bucaramanga, Manizales y Medellín presentaron niveles de pobreza de 11,6%, 10,6%, 14,6% y 14,1%, respectivamente. Más bajos en comparación con la región Caribe cuyo promedio de pobreza estuvo en 32,5%.

Por el lado de la pobreza extrema, Montería fue una de las más afectadas por la pobreza, donde se duplicó la proporción de personas en condición de pobreza extrema: pasó de 2,1% en 2015 a 4,3% en 2016. En Valledupar, este indicador pasó de 4,6% en 2015 a 8,7% en 2016 (un aumento de 89%); Cartagena pasó de 4% a 5,5%. Nuevamente, las ciudades del interior tuvieron un mejor escenario: Bucaramanga fue la que tuvo menor nivel de pobreza extrema (1,2%), y Pasto presentó la mayor reducción entre las ciudades analizadas, pasó de 4,2% a 3,2%.

Jairo Parada, profesor del Ieec de Uninorte, afirma que en la distribución del ingreso y la pobreza, pesa mucho la distribución de los activos de los hogares y el nivel educativo, así como la naturaleza de los sectores a los cuales están vinculados.

'La región sigue afectada por una mala distribución de la tierra, un bajo desarrollo industrial y un distorsionado sector de servicios. Esta estructura productiva nos impide desarrollarnos plenamente y abatir la pobreza', agrega Parada.